Bolchevique. Diario 1920-1922 [ I a ed.]. Tenerife/Madrid Tierra de Fuego/LaM alatesta Editorial, 2013
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El mito bolchevique los hombres de la Checa que hacían de guías e intérpretes de los delegados. En el Delovoi Dvor, el recepcionista de repente ha comenzado a exigirme mi propusk y a preguntarme por mi asunto, aunque él sabe que vivo allí y que estoy ayudando a los delegados con las traducciones. He decidido dejar mi habitación en el Dvor y aceptar la hospitalidad de un ami go en el National. Es norma de las Casas soviéticas, que ningún visitante se le está permitido quedarse después de la medianoche. A esa hora lospropuski del día, con los nombres de los visitantes y las personas visitadas, son enviados a la Checa. Al no ser un invitado oficial del hotel, no tengo derecho a las comidas y estoy obligado a cometer otro incumplimiento del orden comunista recurriendo a los mercados, oficialmente abolidos pero en la práctica en funcionamiento. La situación se hace intolerable, y me dispongo a irme de Petrogrado. Te has convertido en persona non grata, comentó Agustín Souchy147, delegado de la Unión Sindicalista Alemana, mientras estábamos sentados en el Delovoi tra duciendo las resoluciones presentadas por Lozovski a los representantes obreros de Suecia, Noruega, y Alemania. -En ambos bandos, me reí. Mis amigos de la izquierda me llaman bolchevique, mientras que los comunistas me miran con recelo. -Muchos de nosotros estamos en el mismo barco, contestó Souchy. Bertrand Russell se acercó y me llamó aparte. -Creo que no obtendremos ninguna respuesta sobre nuestra solicitud de visitar a Piotr Kropotkin, dijo. Desde hace cinco días han estado prom etién donos un vehículo. Siempre es "en cualquier momento estará aquí” , y los días pasan esperando en vano. Un pequeño comunista de pelo rizado, uno de los guías de habla inglesa asigna dos a la misión, paseaba tranquilamente, como inadvertidamente. - ¿El vehículo está listo?, preguntó Russell. Debía estar aquí a las diez de la maña na; ya son las 3 p.m. -El Comisario me acaba de decir que desafortunadamente el coche se ha ave riado, contestó el guía. Russell rió. 147.- Nacido en 1892, anarquista alemán que tendrá que abandonar su país con el estallido de la Primera Guerra Mundial. Tras un periplo por la Europa nórdica, regresa a Alemania en 1919, afiliándose al sindicato anarquista FAUD, viajando a Rusia en abril de 1920 para representar a esta organización en la Internacional Sindicalista. Junto a Rudolf Rocker, será uno de los impulsores de la AIT como contrapunto a los comunistas. Durante la Guerra Civil Española, visitará en diversas ocasiones España, divulgando su labor colectivista. Con la Segunda Guerra Mun dial, se exiliará en México, desde donde continuará su labor de propaganda, viajando por toda Latinoamérica. Sin embargo, en 1961 abandonará el campo anarcosindicalista al incorporarse a la OIT. Morirá en 1984 en Alemania. Alexander Berkman -Están saboteando nuestra visita, dijo; tendremos que dejarlo. Entonces añadió tristemente: Parezco un prisionero, a cada paso vigilado. Ya en Petrogrado me di cuenta de esa molesta vigilancia. Es bastante estúpido por su parte. Escuché a algunos delegados británicos hablando sobre la reunión con los impre sores de la que acababan de volver. Melnichanski y otros bolcheviques se habían dirigido a la reunión, elogiando al régimen soviético y la dictadura comunista. De pronto, un hombre de barba larga negra subió al estrado. Antes de que alguien se diese cuenta de su presencia, lanzó un ataque contra los bolcheviques. Les tildó de corruptores de la Revolución y denunció su tiranía como la del peor zar. Su apasio nada oratoria mantuvo a la audiencia embelesada. Entonces alguien gritó: -¿Quién es usted? ¡Su nombre! -Soy Chemov, Viktor Chemov148, contestó el hombre con voz valiente, desafiante. Los bolcheviques sobre el estrado saltaron furiosos a sus pies. - ¡ Hurra! ¡Viva Chemov, el valiente Chemov!, gritó la audiencia, y una desenfre nada ovación fue dada al lider socialista revolucionario y expresidente de la Asam blea Constituyente. -¡Detenedle! ¡Agarrad al traidor!, se oyó a los comunistas. Hubo confusión sobre la plataforma, pero Chemov había desaparecido. Algunos de los británicos expresaron su admiración por el atrevimiento de este hombre a quien la Checa lleva buscando intensamente desde hacía mucho tiempo. -Fue bastante emocionante, comentó alguien. -Me estremezco sólo de pensar lo que le pasaría si le cogen, dijo otro. -Qué astuta su fuga. -Los impresores pagarán por ello. -He oído que los líderes de la panadería del Tercer Soviet están bajo arresto y que los hombres han echado el cierre, exigiendo más pan. -Es diferente en casa, suspiró un delegado, pero creo que estamos de acuerdo en que hay que levantar el bloqueo. 148.- Viktor Mikhailovich Chemov. Líder del Partido Socialista Revolucionario, nacerá en 1873. En 1894 será expulsado de la universidad tras su participación en una huelga de estudiantes, convirtiéndose desde entonces en un revolucionario profesional. Aprovechando la tímida apertura tras la Revolución de 1905, desarrolló su programa de la revolución en dos estadios, primero democrática y después socialista; al mismo tiempo, buscando atraerse al campesinado, defendía la colectivización de todas las tierras. Con el gobierno de Kerenski, actuará de Ministro de Agricultura entre mayo y septiembre de 1917, asumiendo la presidencia de la efímera Asamblea Constituyente. Con la Guerra Civil, actuará como gobernador de la región de Samara, para finalmente exiliarse, pasando a residir en Nueva York, muriendo en 1953. l36 Capítulo XX El otro pueblo Junio.- El invierno se ha liberado de su manto helado y el sol brilla intensamente. En los parques los bancos están llenos de gente. Nuestra mascota del Buford, el "Bebé” , pasó por delante de mí y le llamé. El color se ha apagado en su rostro, y se ve pálido y cansado. -No, la mayoría de nuestros chicos aún no tienen trabajo, dijo, y estamos har tos del papeleo. Siempre te dicen que necesitan trabajadores, pero nadie nos quiere realmente. Por supuesto, los comunistas de nuestro grupo tienenlas mejores literas. ¿Te enteraste de lo Bianky? ¿Recuerdas cómo les desolló vivos en aquella reunión en Belo-Ostrov? ¿Cómo se afilió al Partido y consiguió un cargo responsable? ¿El marinero de Boston, le recuerdas? Bueno, le encontré el otro día caminando por la calle, vestido con un traje de cuero, con un arma tan grande como su brazo. En la Checa. Su antiguo negocio. ¿Sabías que era detective en Boston? -Pensaba que era marinero. -Años atrás. Luego trabajó para una agencia privada de detectives. -Algunos de nuestros chicos trabajaron un tiempo para el Petrotop (Departa mento de combustible de Petrogrado), continúo el "Bebé” . La Checa pensaba que había demasiados anarquistas allí y nos echaron. Dzerzhinski (Presidente de la Che ca de Todas las Rusias) dice que el Petrotop es un nido de anarquistas; pero todos saben que la ciudad se habría muerto de frío el pasado invierno si no hubiese sido por Kolobushkin. Es anarquista y el cerebro de aquel lugar, pero hablan de arrestar le. Un hombre de la vieja Schlüsselburg que pasó diez años en sus mazmorras. Con tosca indiferencia de los que allí se encontraban, una vieja campesina des cubría la espalda de una joven muchacha a su lado y escudriñaba detenidamente sus prendas. Con un lento movimiento juntó su pulgar e índice, retiró su mano, se enderezó, y arrojó a su cautivo al suelo. El que estaba a su lado se aparta nervioso. -Tenga cuidado, buena mujer, le reprende, ya tengo suficiente con los míos. -Dime, querido, pregunta la anciana, ¿es verdad lo que dice la gente sobre nuevas guerras? -Sí. - ¿Contra quién esta vez? -Contra los polacos. El mito bolchevique Alexander Berkman 1 - ¡Oh, Dios ten piedad! ¿Y por qué siempre tienen que luchar, Señor? El hombre se calla. La muchacha levanta su cara del regazo de la mujer. -Hace frío, tía. ¿Yaterminó? -Estás plagada de ellos, niña. En la esquina, dos milicianos dirigen a un grupo de barrenderos, ancianos y chicos del campo de concentración, y mujeres detenidas sin documentación en los trenes. Unos calzan altas botas de fieltro con las suelas sueltas haciendo ruido al chapotear sobre el estiércol. Los otros están descalzos. Trabajan con apatía, llevando la inmundicia de los patios a la calle y cargándola en las carre tas. El hedor es nauseabundo. Un militsioner de voz ronca se pasea tranquilo hasta una de las mujeres. Ella es joven y atractiva, aunque sumamente pálida y demacrada. -¡E n qué piensas! A trabajar, moza149, dice, dándole juguetonamente un codazo en las costillas. -Tenga corazón, suplica. Estoy tan débil; acababa de salir del hospital cuan do me cogieron. -Se lo merece por viajar sin pase. -No pude evitarlo, pichón, dice de buen humor. Me dijeron que mi marido esta ba en Pedro (nombre popular para Petrogrado), de vuelta del frente, y lejos de mí desde hace cinco años. De modo que fui a la oficina; tres días en la cola y luego me negaron el pase. Pensé que podría llegar de alguna manera, pero me sacaron del tren, y estoy muy débil y enferma, y no me danpyock. ¿Qué debo hacer para encon trar a mi marido ahora? -Consiga otro, ríe el miliciano. Usted no lo volverá a ver. - ¿Por qué no?, exige iracunda. -Porque probablemente le habrán enviado contra los polacos. -¡Oh, qué desgraciada soy!, se lamenta la mujer. ¿No habrá fin para la guerra? -Eres mujer y estúpida por naturaleza. ¡No se puede esperar que entiendas semejantes asuntos! En la Dom Outchonikh (Hogar del Erudito) hallé literatos, científicos e intelec tuales de varios grupos políticos; todos parecen meras sombras de seres humanos. Sentados, lánguidos, sin hacer nada, algunos mordisquean trozos de pan negro. En una esquina un grupo hablaba sobre los rumores de guerra. -Es un gran golpe para la esperanza de reactivación industrial, dijo B***, 149. - Berkman emplea el término inglés wench, que igualmente significa puta. i38 El mito bolchevique conocido economista político. Y nosotros habíamos empezado a soñar con re s pirar más libertad. -Lo peor es, comentó Z***, etnólogo, que no seremos capaces de recibir las ayu das económicas prometidas del extranjero. -No estoy al tanto del avance científico, me siento un completo ignorante, dijo el catedrático L***, bacteriólogo. -Polonia está en vísperas de la Revolución, afirma F***, comunista. El Ejército Rojo irá directamente a Varsoviay ayudaremos al proletariado polaco a expulsar a los amos y a establecer una república soviética. -Como la nuestra, replicó B*** con ironía. Deben estar contentos. Por la tarde visité a mi amigo Piotr, un trabajador no partidista de la fábrica de Trubotchni. Hemos recibido órdenes de guerra en la taller, estaba diciéndole a su esposa. ¿Cómo venceremos a la razrukha'¡°, nuestra terrible ruina económica, cuan do todos trabajan para la guerra nuevamente? Un hombre de mediana edad, corpulento y de aspecto tosco, entró. -Bien, Piotr Vassilitch, se dirigió al anfitrión animado, estamos en guerra con Polonia y les daremos una lección a esos pañi (amo). - Es fácil para ti, Ivan Nikolaievitch, contestó Piotr; tú no tienes que vivir de tupyock. El provee al gobierno de cachivaches, explicó, girándose hacia mí, y no pasa hambre. -Debemos defender a nuestro país de los polacos, contestó el contratista con seguridad. -¿Se llevarán a Vania?, preguntó el ama de casa con lágrimas en los ojos; él ni siquiera tiene diecisiete. -No me importa ir al frente, mintió el chico ante la estufa. Ellos consiguen un buenpyocfe. En el Ejército podría ascender a Kommandir como hizo el primo Vaska. Se levantó, extrajo un arenque y un trozo del pan de supolushubka150 151, y empezó a comer. Su padre le miró con hambre. -Dale a madre un bocado, le pidió al cabo de un rato; ella no ha comido nada desde ayer. -No tengo hambre, dijo la madre excusándose. -Sí, amigos míos, habló nuevamente el contratista como si recordara algo pen diente, los polacos deben aprender la lección, y todos nosotros debemos defender la revolución. - ¿Qué debemos defender?, exigió Piotr con amargura. A los obesos comisarios y a la Checa con sus fusilamientos, eso es lo que defendemos. No tenemos nada más. -Hablas como un contrarrevolucionario, gritó Vania, saltando de la estufa. 139 150. - Estado de deterioro y ruina que sobrevino a la revolución y la guerra civil. 15 1. - Chaqueta corta de piel de oveja. Alexander Berkman -No tenemos ni a nuestros hijos, siguió su padre. Ese muchacho se ha convertido en un matón desde que se unió a la Komsomol (Unión de las Juventudes Comunis tas) . Allí aprende a odiar a sus padres. Vania ajustó su gorro de piel sobre sus orejas y se encaminó hacia la puerta. -Despreocúpate, no te acusaré, dijo, cerrando la puerta de golpe. *** La misión diplomática socialista italiana, encabezada por Serrati15*, se encuentra en la ciudad, y la ocasión se celebra con los desfiles militares habituales, manifes taciones, y mítines. Pero he perdido interés en el espectáculo. He podido ver entre bambalinas. La función carece de sinceridad; la intriga política es el motivo prin cipal de la pantomima. Los trabajadores no participan en ella salvo por la mecánica obediencia a las órdenes; la hipocresía lleva a los delegados por las fábricas; la falsa información les engaña en cuanto al estado real de los asuntos; la vigilancia evita que entren en contacto con la gente y que descubran la verdad. Los delegados son bien alimentados, son agasajados, e influenciados para que sus organizaciones ingresen en el redil de la Tercera Internacional, bajo el mando de Moscú. ¡Cuán lejos está todo de mi concepción de probidad y fin revolucionarios! Los líderes comunistas están absortos en sus planes de reconocimiento políti co y malgastan las energías de la Revolución en dar una imagen de poderío militar y bienestar industrial. Han perdido de vista los verdaderos valores que subyacen en el gran cambio. La gente percibe las falsas tendencias del nuevo régimen y sin poder hacer nada, ven como se vuelve a las viejas prácticas. El proletariado se des ilusiona cada vez más; ve como sus conquistas revolucionarias se sacrifican una a una, los antiguos defensores de la libertad se convierten en recios gobernantes, defensores del actual régimen, y los lemas y esperanzas revolucionarios se apagan como ascuas moribundas. Un ambiente de amarga impotencia impregna los círculos de la intelligentsia, una sensación paralizante por su falta de cohesión y de un objetivo revitalizador. Están exhaustos de pasar años de hambre; sus cápacidades mentales están debilitadas, los vínculos espirituales con la gente sesgados. 153. - Giacinto Menotti Serrati. Nacido en 1874, en 1892 formará su primera liga socialista, iniciando su labor polí tica. En 1902 emigrará a New York, editando el periódico R Proletario y enfrentándose al movimiento anarquista italiano. Regresará a Europa y, tras varios años en Suiza, regresa a Italia en 19 11. Con la Primera Guerra Mundial, iniciará nnq campaña antibelicista que, a la larga, le llevará a la cárcel. Jugará un papel destacado en contra de los Consejos Obreros tras la guerra, favoreciendo su fracaso y el consiguiente ascenso del fascismo. Utilizará su pres tigio personal para integrar al Partido Socialista Italiano en la Internacional Comunista llegando en su Segundo Congreso a ocupar parte de su Comité Ejecutivo. Aunque al poco tiempo se enfrentará a los comunistas, hacia 1924 potenciará la unificación entre los socialistas y comunistas, formando parte del Comité Central del PCI, siendo edi tor de su periódico obrero Sindicato Rosso, al tiempo que actúa como agitador entre los obreros. Morirá en 1926. 140 Los revolucionarios de izquierda están desorganizados, abatidos por la persecu ción y la división interna. El período tormentoso y de tensión ha hecho añicos las viejas amarras de unión y ha dejado los valores comunes a la deriva. Escasa labor constructiva se manifiesta en la confusión general. El despiadado devenir de la creadora vida, más que la decisión de los bolcheviques, ha destruido las viejas for mas, provocando un caos físico y espiritual. Las instituciones e ideas, arrojadas en un basurero, con la rabia de la pasión primitiva y la búsqueda salvaje por distinguir se, tratan desesperadamente de aferrarse a cualquier cosa para salir a la superficie. Y sobre los gritos y el estrépito de las masas luchadoras, ahogando a todos los demás gritos, se oye la súplica desesperada e incesante: ¡Pan! ¡Pan! Moscú está devorado por la burocracia, Petrogrado es una ciudad moribunda. Aquí no hay Revolución. En el resto del país, entre la gente común, podré ver una nueva Rusia y constatar la creación de la nueva forma de vida. Me han pedido ir con la expedición organizada por el Museo de la Revolución. Su objetivo es recopilar el material histórico del movimiento revolucionario des de sus comienzos, hace casi cien años. Esperaba participar en labores más cons tructivas, pero las circunstancias y la creciente frialdad de la actitud comunista me excluyen de trabajos de importancia. La misión de la expedición es apolítica, y he decidido aceptar la oferta. El mito bolchevique 1 4 1 Capítulo XXI En ruta hacia Ucrania Julio de 1920.- Turbulentas muchedumbres sitian nuestro tren en cada estación. Soldados y trabajadores, campesinos, mujeres, y niños, cargados con sacos pesados, peleando desesperadamente por entrar. Gritando y maldiciendo, se abren camino hacia los vagones. Trepan por las ventanas rotas, se suben a los parachoques, y se agolpan en los escalones, aferrándose imprudentemente a los picaportes y tratan do de agarrarse entre sí para sujetarse. Como hormigas enfurecidas cubren cada pulgada de espacio, en peligro constante de resultar heridos. Es una densa oleada humana movida por la única pasión de asegurarse un punto de apoyo en el trenya en movimiento. Incluso los techos están atestados, las mujeres y niños acostados, los hombres arrodillados o de pie. Con frecuencia de noche, al pasar el tren por debajo de un puente o túnel, muchos son arrastrados a la muerte. En las estaciones, la milicia del ferrocarril nos aguarda. Rodean un vagón, bajan a los pasajeros del techo y escalones, y continúan con otro coche. Pero al instante siguiente hay confusión y peleas, y el coche despejado se llena de nuevo por el enjambre humano. A menudo los militsioneri recurren a las armas, d is parando salvas contra el tren. Pero la gente se desespera: habían pasado días, incluso semanas, para procurarse papeles de viaje, buscan alimento o volver con sacos llenos para sus hambrientas familias. Morir de un balazo no es más terrible para ellos que el hambre. Con regularidad enfermiza estas escenas se repiten en cada parada. Se está haciendo una tortura viajar con relativa comodidad en nuestro coche llamativo, recientemente renovado y pintado de rojo vivo, y que porta la inscripción, Comisión Extraordinaria del Museo de la Revolución. La expedición consta de seis personas, compuesta por la secretaria, la señorita A. Shakol'53; la tesorera, Emma Goldman; el experto histórico Yakovlev, y su esposa-, un joven comunista, estudiante de la Universidad de Petrogrado; y yo como presiden te. Nuestro grupo también incluye al provodnik (mozo) oficial y a Henry Alsberg153, 153. - Aleksandra Timofeievna Shakol. Vinculada al artista y escritor Nikolai Punin, poco más sabemos de esta persona. 153.- Henry Garfield Alsberg. Nace en 1881, graduándose como abogado en la Universidad de Columbia en 1900. Viajará por Europa durante la guerra como periodista, llegando a Rusia como corresponsal del periódico inglés Daily Herald. En los años 20 trabajará para el periódico The Nation. Por esa época, el FBI lo calificaba como un demostrado bolchevique. Entre 1935 y 1939 dirigirá el Federal Writer’s Project, en donde cerca de seiscientos his toriadores, escritores, antropólogos, etc., intentarán documentar la vida cotidiana de Norteamérica. Pertenecerá al Comité Americano de Lucha Contra la Guerra. Morirá en 1970. El mito bolchevique 143 Alexander Berkman corresponsal americano, cuya amistosa actitud hacia Rusia le habia asegurado la autorización de Zinóviev para acompañarnos. Nuestro vagón está dividido en varias berlinas'54, una oficina, un comedor, y una cocina decorada con la mantelería y la vajilla de plata del Palacio de Invierno, ahora la oficina central del Museo. Durante el día la gente se mantiene a una distancia respetuosa, la inscripción en nuestro coche evidentemente da la impresión de estar ocupado por la Checa, la ins titución más temida en Rusia. Pero de noche, en las estaciones a media luz, somos asediados por multitudes que piden alojamiento. Va en contra de nuestras instruc ciones admitir a alguien, debido al peligro de que nuestro material sea robado, así como por miedo a alguna enfermedad. La gente está infectada de bichos; casi todos los que viajan a Ucrania están afligidos con sipnyak, una forma de tifus que a menudo resulta fatal. Nuestro historiador vive con temor mortal a esto, y protesta con vehe mencia si entran forasteros. Acordamos dejar que varias ancianas y lisiados subie ran, y a hurtadillas les damos de comer de las provisiones de nuestra comuna. La población de los distritos por los que pasamos está en un estado de inquietud y alarma. En cada estación se nos advierte de no seguir más allá: los Blancos, bandas de ladrones, Makhno'55, y'W'rangel'56 están a tiro, nos aseguran. La atmósfera se hace más densa con el miedo, rumores alarmantes a medida que avanzamos hacia el sur. La vida en el sur, caldero de emociones en ebullición, contrasta sorprendente mente con la del norte. En comparación, Moscú y Petrogrado parecen tranquilas y ordenadas. Aquí todo es deforme, grotesco, caótico. Los cambios frecuentes de gobierno, acompañados de la guerra civil y la destrucción, han producido una con dición físicay mental desconocida en otras partes del país. Han creado una atmósfe- 154 155 156 ( 154. - En los coches de los ferrocarriles, departamento que se distinguía por estar cerrado y en la parte delantera. 15 5. - Néstor Ivánovich Makhno. Campesino ucraniano nacido en 1889. Rápidamente se vinculará al movimiento libertario de tal manera que en 1908 será detenido y condenado a la pena de muerte por su labor clandestina; no obstante, por su juventud, la pena se le conmuta por la de cadena perpetua. La Revolución rusa lo coge en la cárcel, siendo liberado en 1917, regresando a su tierra. Con la ocupación austríaca de Ucrania, comienza su labor guerrille ra de base libertaria, contra el invasor así como contra el Ejército Rojo que, tras un pacto militar para hacer frente al avance de los Blancos, vuelven a traicionar a las fuerzas ucranianas, lo que obliga a Makhno y sus seguidores a huir al extranjero, exiliándose en París en donde comenzará a trabajar en la fábrica Renault al tiempo que intenta articular la resistencia ante el régimen bolchevique. Morirá en 1984 afectado por la tuberculosis. 15 6 . - Piotr Nikoláievich Wrangel. Noble ruso nacido en 1878. Como militar profesional participó en la Guerra Ruso-Japonesa y durante la Primera Guerra Mundial tuvo a su mando varias unidades de caballería. Tras la Revo lución, jugará un papel destacado dentro de la Guerra Civil rusa, logrando claras victorias ante las fuerzas bol cheviques, como ocurrió con la ocupación de la que sería posteriormente Stalingrado, aunque las disensiones internas en el Ejército Blanco le llevará a dimitir y retirarse de la contienda. No obstante, a los pocos meses, en 1920, se le reclama para dirigir las fuerzas en Ucrania, logrando un avance arrollador. La acción combinada de la guerrilla libertaria dirigida por Makhno y el Ejército Rojo (habían llegado a un pacto para frenar el avance de los Blancos) impidió el que pudiera estabilizar los frentes y crear un Estado independiente, siendo derrotado final mente, teniendo que exiliarse. Morirá en Bruselas en 1928. M4 ra de incertidumbre, de vida desarraigada, de ansiedad constante. En algunos luga res de Ucrania se han experimentado catorce regímenes diferentes en el período de 1917-1920, suponiendo cada uno una alteración violenta de la existencia cotidiana, desorganizando y rasgando la vida desde sus cimientos. El espectro entero de pasiones revolucionarias y contrarrevolucionarias se ha vivido en este territorio. Aquí la Rada nacionalista había luchado contra los órganos locales del gobierno de Kerenski,57 hasta que el Tratado de Brest abrió el sur de Rusia a la ocupación alemana. Bayonetas prusianas disolvieron la Rada, y el Hetmán Skoro- padski, por la gracia del Kaiser, se erigió como señor del país en nombre de un pueblo independiente y autodeterminado. El desastre en el frente occidental y la revolución en su propio país obligaron a los alemanes a retirarse, la nueva situación dio a Pet- liura la victoria sobre el Hetmán. Los gobiernos cambiaron caleidoscópicamente. El dictador Petliuray su Directorium fueron derrocados por el campesinado rebelde y el Ejército Rojo, este último cediendo sucesivamente ante Denikin. Posteriormente los bolcheviques se convirtieron en los amos de Ucrania, pronto obligados a retroceder por los polacos, para luego los comunistas volver a tomar posesión. Las largas y continuadas luchas militares y civiles han trastornado totalmente la vida en el Sur. Las clases sociales han sido destruidas, las viejas costumbres y tradi ciones abolidas, las barreras culturales derribadas, sin que la gente baya sido capaz de adaptarse a las nuevas condiciones, las cuales están en constante transformación. No ha habido ni tiempo ni oportunidad de reconstruir el modo de vida físico y m en tal de nadie, para orientarse dentro del ambiente de cambio constante. Los instintos de hambre y miedo se han convertido en el único Download 192 Kb. Do'stlaringiz bilan baham: |
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