Tis alcohólica pero en los que el consumo de alcohol era nulo


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tis alcohólica pero en los que el consumo de alcohol era nulo.

En la actualidad, este término debe quedar englobado en una

entidad más amplia, la enfermedad hepática por depósito de

grasa (EHDG) no asociada al consumo de alcohol. Este con-

cepto incluye la esteatosis hepática simple, la esteatohepatitis

no alcohólica, la cirrosis hepática e, incluso, el hepatocarcino-

ma

1-4


La EHDG puede aparecer en el contexto de múltiples enfer-

medades. Entre sus causas reconocidas se encuentran el uso de

algunos fármacos, la cirugía derivativa de la obesidad mórbida,

o algunas enfermedades de aparición infrecuente como la en-

fermedad de Weber-Christian o la abetalipoproteinemia. Pero,

sin duda, la principal asociación etiológica de la EDHG es con el

síndrome de resistencia a la insulina, cuyos criterios diagnósti-

cos han cambiado recientemente (tabla I). De hecho, es proba-

ble que la EHDG represente el componente hepático de un sín-

drome metabólico, que en su expresión fenotípica completa es-

taría caracterizado por la presencia de resistencia a la insulina,

obesidad, diabetes mellitus tipo 2, hipercolesterolemia, hipertri-

gliceridemia e hipertensión arterial (HTA) (tabla II).

Epidemiología de la enfermedad hepática

por depósito de grasa

La incidencia y prevalencia reales de la EHDG no se conocen

con certeza debido a la ausencia de marcadores serológicos

precisos y a la necesidad de la práctica de una biopsia hepáti-

¿Qué es el NASH? 



J. Crespo

Servicio Aparato Digestivo. Hospital Universitario Marqués de Valdecilla. Santander. España.

Actualización 

En 1980, Ludwig introdujo el término de esteatohepatitis no

alcohólica (EHNA —nonalcoholic steatohepatits [NASH]—)

para describir una enfermedad caracterizada por cambios his-

tológicos similares a los observados en sujetos con una hepati-

La enfermedad hepática por depósito de grasa no



asociada al consumo de alcohol (EHDG) incluye la

esteatosis hepática simple y la esteatohepatitis no

alcohólica, que pueden progresar a cirrosis y, rara

vez, a hepatocarcinoma.

Hay múltiples causas potenciales de EHDG, pero



sin duda la principal asociación etiológica 

es el síndrome de resistencia a la insulina.

Es probable que la EHDG represente el 

componente hepático de un síndrome metabólico

que en su expresión fenotípica completa 

está caracterizado por la presencia de resistencia 

a la insulina, obesidad, diabetes mellitus tipo 2, 

dislipemia e hipertensión arterial.

La patogenia de la enfermedad se caracteriza por



la interacción entre múltiples factores, entre los que

destacan la sobrealimentación, la hipoactividad 

física, factores genéticos y la resistencia a la 

insulina. Se desconoce si la resistencia a la insulina

es causa o consecuencia de la esteatosis.

Desde el punto de vista clínico, 2 son los 



principales interrogantes que surgen a la hora del

tratamiento de estos pacientes: ¿que probabilidad

hay de progresar la lesión histológica?, ¿debo 

efectuar una biopsia hepática? Estas 2 cuestiones

no están resueltas en la actualidad; probablemente

es necesario conocer de forma más detallada la

historia natural de la enfermedad.

En la actualidad, el tratamiento recomendado es la



modificación del estilo de vida de los pacientes con

una EHDG. Una dieta hipocalórica, particularmente

baja en hidratos de carbono, asociada 

a un incremento de la actividad física se relaciona

de forma constante a una disminución 

de la esteatosis hepática y a una clara disminución

de la cifra de ALT. En los pacientes con resistencia

demostrada a la insulina, es razonable ensayar el

tratamiento con metformina.

Puntos clave

Síndrome de resistencia a la insulina/síndrome

metabólico. Procesos asociados a la esteatohepatitis 

no alcohólica

Factores nutricionales

Nutrición parenteral total

Pérdida brusca de peso

Bypass intestinal



Fármacos

Corticoides

Estrógenos

Tamoxifeno

Metotrexato

Amiodarona

Aminosalicilatos

Tetraciclina

Didanosina

Zidovudina

Cocaína

Diltiazem



Tóxicos

Petroquímico

Fosforados

Toxina de 

Bacillus cereus

Metabólico 

Lipodistrofia

Hipobetalipoproteinemia

Enfermedad de Weber-Christian.



Otros

Enfermedad inflamatoria intestinal

Diverticulosis intestinal

VIH


Tabla I.

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.

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Actualización 

¿Qué es el NASH? 

J. Crespo

ca para el diagnóstico definitivo

5

. Los estudios epidemiológi-



cos poblacionales practicados hasta la actualidad se pueden

agrupar en 3 grandes grupos: a) analíticos; b) ecográficos y c)

histológicos. A pesar de estas dificultades metodológicas, pa-

rece que la incidencia de EHDG se está incrementando en la

actualidad, particularmente en los países occidentales, de for-

ma paralela al incremento de la obesidad en estas sociedades.

La EHDG aparece en todos los grupos de edad, su presencia

aumenta con el sobrepeso y es especialmente elevada en los

pacientes con obesidad mórbida (15-75%). Es más frecuente

en el sexo femenino, probablemente como consecuencia de la

mayor prevalencia de obesidad en este grupo poblacional. 

Datos basados en autopsias de la población general sugieren

que entre el 20 y el 30% de los pacientes tiene esteatosis hepáti-

ca, estimándose entre el 2 y 3% los que cumplen criterios de

NASH. La incidencia de EHDG no es homogénea en los diferen-

tes grupos raciales, y claramente es más frecuente en grupos his-

pánicos, seguidos de afroamericanos y de caucasianos y asiáticos.

La enfermedad en niños parece claramente diferente de la que se

observa en adultos; recientemente, se ha publicado un estudio

efectuado en 100 niños con EHDG en el que se demostró la pre-

sencia de 2 patrones de EHDG: tipo 1, caracterizado por esteato-

sis, degeneración balonizante de los hepatocitos y fibrosis perisi-

nusoidal (idéntica a la de los adultos), y tipo 2, caracterizado por

esteatosis e inflamación y fibrosis que predomina en el espacio

porta (más frecuente en niños y rara en adultos).

Patogenia de la esteatohepatítis 

no alcohólica

Los mecanismos que conducen al desarrollo de una esteatosis

hepática y, posteriormente, a la aparición de la EHNA, sólo se

conocen de forma parcial. Desde el punto de vista patogénico,

en la actualidad se cree que la asociación de sobrealimenta-

ción, hipoactividad, resistencia a la insulina y factores genéti-

cos es la responsable de ésta. En esta entidad se observan fe-

nómenos de lipotoxicidad, estrés oxidativo e inflamatorios

mediados por citocinas y adipocinas; todos ellos son parcial-

mente responsables de la transición de esteatosis hacia estea-

tohepatitis no alcohólica y cirrosis

6-8


. Se revisarán muy breve-

mente algunos aspectos de la patogenia de la enfermedad.

Patogenia de la resistencia a la insulina 

y de la esteatosis hepática 

La insulina juega un papel clave en la regulación energética,

tanto del hepatocito como del músculo esquelético y de los

adipocitos. Ejerce esta regulación mediante rutas de señaliza-

ción intracelulares que se originan en el receptor de la insuli-

na. La esteatosis hepática es consecuencia de un balance posi-

tivo de ácidos grasos libres y triglicéridos motivado tanto por

una mayor entrada como por una dificultad en la eliminación

de éstos. Sin duda, la resistencia a la insulina es el factor pato-

génico más constante en los pacientes con una enfermedad

hepática por depósito de grasa y responsable de la mayor par-

te de los cambios mencionados con anterioridad. Esta resis-

tencia a la insulina se produce, básicamente, por una altera-

ción de las rutas de señalización. Muchos procesos patológicos

que se pueden observar en los pacientes con una EHNA pue-

den alterar estas rutas de señalización; entre ellos, fenómenos

de lipotoxicidad, estrés oxidativo e inflamación. En los sujetos

con obesidad visceral, se produce un estado inflamatorio de

bajo grado que facilita la aparición de una resistencia a la insu-

lina mediado por un aumento de la expresión hepática de

SOCS (supressors of cytokine signalling). Como consecuen-

cia de estas alteraciones, se produce un depósito masivo de

ácidos grasos libres y sus derivados en el citoplasma hepatoci-

tario. Además, una vez producida la acumulación de triglicéri-

dos, éstos contribuyen a su vez al incremento de la resistencia

a la insulina mediante varios mecanismos de mayor o menor

complejidad

9,10

. Este hecho puede explicar parcialmente por



qué los pacientes con una EHNA presentan una resistencia a

la insulina superior que los sujetos controles pareados por

edad, peso e indice de masa corporal (IMC). 

Desarrollo y progresión de la esteatohepatitis 

no alcohólica

Dado que hay un exceso de ácidos grasos libres y que tanto la

esterificación a triglicéridos como la síntesis de apolipoproteí-

nas es poco eficiente (y se ve desbordada) en presencia de re-

sistencia a la insulina, estos ácidos grasos son oxidados para la

producción de energía mediante las siguientes rutas metabóli-

cas: 

β-oxidación mitocondrial, oxidación microsomal y oxida-



ción peroxisomal, produciéndose grandes cantidades de espe-

cies reactivas de oxígeno y productos de la peroxidación lipí-

dica, como el 4-hidroxinonenal y el malonildialdehído (MDA),

que estimulan la síntesis de citocinas, quimiocinas y moléculas

de adhesión.

Desarrollo de fibrosis 

Al igual que en otras enfermedades hepáticas crónicas, la pa-

togenia exacta de la fibrosis se desconoce en los pacientes con

una EHNA. Probablemente, la activación de las células estre-

lladas hepáticas depende una compleja interacción entre nu-

merosos factores, entre los que se incluyen los ROS, las citoci-

nas, los productos derivados de los hepatocitos lesionados y,

de forma particular en esta enfermedad, adipocinas.

Papel de las adipocinas. 

El tejido adiposo es un órgano con funciones neuroendocrinas

e inmunorreguladoras

11,12

. El almacenamiento de grasa o la



movilización de ésta hacia otros tejidos, depende de la expre-

sión de diferentes proteínas producidas por el propio tejido

adiposo y denominadas adipocinas. Entre ellas destacan la

adiponectina, la leptina, la resistina, la interleucina (Il)-6 y el

factor de necrosis tumoral (TNF)-

α, aunque también se pro-



Criterios del síndrome metabólico según The

Guidelines from the National Cholesterol education

program (Adult Treatment Panel –[ATP- III])

Obesidad troncular (cintura > 102 cm en varones y > 88 cm en mujeres)

Triglicéridos >150 mg/dl

cHDL < 40 mg/dl en varones y < 50 mg/dl en mujeres

Presión arterial > 130/85 mmHg

Glucosa > 110 mg/dl

cHDL: colesterol unido a lipoproteínas de alta densidad.

Tabla II.

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Actualización 

¿Qué es el NASH? 

J. Crespo

ducen cantidades significativas de angiotensina, noradrenalina

e inhibidor del activador del plasminógeno (PAI-1). Se ha de-

mostrado que una disminución de la adiponectina, sobre todo

de su receptor de tipo II en el tejido hepático, se asocia a un

incremento de la fibrosis hepática, al igual que un aumento de

la expresión del receptor de tipo I de la leptina. Además, otras

moléculas secretadas por el tejido adiposo, como la angioten-

sina, la noradrenalina y el PAI-1, pueden regular el fenotipo de

las células estrelladas del hígado.

Manifestaciones clínicas e histológicas

Desde el punto de vista histológico, la presencia de estea-

tosis macrovesicular, infiltrado inflamatorio mixto y degene-

ración balonizante del hepatocito son necesarios para el

diagnóstico. Otros hallazgos histológicos frecuentes son la fi-

brosis, generalmente perisinusoidal, la presencia de lipogra-

nulomas y de cuerpos acidófilos. Con menos frecuencia se

observan hialina de Mallory en el citoplasma de los hepatoci-

tos degenerados, megamitocondrias, aumento en la concen-

tración intrahepática de hierro, esteatosis microvesicular y

fibrosis portal. 

La mayoría de los pacientes están asintomáticos. Algunos

pueden presentar astenia o discreto dolor en hipocondrio de-

recho; incluso en fases avanzadas de la enfermedad, ésta suele

ser paucisintomática. Quizá son más frecuentes los trastornos

psiquiátricos. La exploración física con frecuencia es normal.

Cuando el paciente ha desarrollado una cirrosis con hiperten-

sión portal pueden observarse hepatosplenomegalia, arañas

vasculares o ascitis. 

Diagnóstico de la esteatohepatitis 

no alcohólica

No hay exploraciones patognomónicas que permitan el diag-

nóstico de la EHDG ni métodos de exploración no invasivos

que permitan establecer un diagnóstico diferencial definiti-

vo entre esteatosis hepática simple y EHNA. Por este moti-

vo, el diagnóstico se debe basar en la combinación de datos

de la anamnesis, pruebas de laboratorio, ecografía y biopsia

hepática. Con frecuencia (aunque no siempre) hay una dis-

creta elevación de las transaminasas, que no se correlaciona

con el grado de lesión hepática. Tanto la fosfatasa alcalina

como la GGT pueden estar discretamente alteradas, siendo

el resto de los parámetros de función hepática normales.

Dado que la práctica totalidad de los pacientes tienen un

síndrome metabólico asociado, es frecuente la elevación de

la glucemia, colesterol y/o triglicéridos. Otros datos de labo-

ratorio relativamente frecuentes son: presencia de anticuer-

pos antinucleares, generalmente a título bajo, y de significa-

do patogénico desconocido, valores elevados de ferritina e

hiperuricemia.

La presencia de grasa se puede detectar con prácticamente

todas las exploraciones de imagen que se utilizan en enferme-

dad hepática (ecografía, tomografía computarizada [TC] abdo-

minal y resonancia magnética [RM]). La esteatosis hepática da

lugar a un patrón ecográfico hiperecogénico difuso y con som-

bra acústica posterior, y tanto la sensibilidad como la especifi-

cidad están elevadas. Aunque tanto la TC abdominal como la

RM permiten el diagnóstico de la esteatosis hepática, en la

práctica clínica habitual no es preciso la realización de estas

exploraciones complementarias. 

La biopsia hepática es el único método que permite un diag-

nóstico exacto de EHNA. Sin embargo, su indicación es a ve-

ces objeto de debate, y los argumentos en contra se basan en

que el pronóstico es bueno en la mayoría de los pacientes, en

que no va a determinar un tratamiento específico en los posi-

bles riesgos y en el coste de la intervención. La biopsia debe

indicarse para resolver dudas clínicas específicas, como ex-

cluir una hepatitis criptogenética, valorar el índice de fibrosis

y determinar un pronóstico a largo plazo.

Historia natural de la enfermedad

La historia natural varía según el diagnóstico histológico ini-

cial

13

. Los pacientes con esteatosis simple presentan un curso



benigno en contraste con cerca de un 23% de pacientes con

EHNA que progresa a cirrosis en un periodo de 10-15 años.

Por otra parte, un 30-40% de los pacientes con EHNA tiene,

en el momento del diagnóstico, una fibrosis avanzada. De he-

cho, actualmente se acepta que la cirrosis criptogénica puede

representar una fase tardía de la EHNA que ha perdido el típi-

co patrón necroinflamatorio y esteatósico en hasta el 80% de

los pacientes, y en hasta un 70% de casos de cirrosis criptogé-

nica se ha implicado la EHNA como factor etiológico. 

No se conoce bien porqué en la mayoría de pacientes la

EHDG detiene su progresión en la etapa más inicial mientras

en otros progresa hacia la EHNA y en unos pocos hacia la ci-

rrosis. Entre los factores que se asocian al desarrollo de fibro-

sis hepática y, por lo tanto, que se asocian a progresión de la

enfermedad, se encuentran: a) en pacientes obesos, una edad

mayor de 50 años, una GPT >

ϫ2, una cifra de triglicéridos 

> 1,7 mmol, la existencia de HTA o una resistencia a la insuli-

na marcada, y b) en la población general, una edad > 45 años,

un IMC > 31,1, la presencia de diabetes mellitus tipo 2 o una

GOT > GPT. 

Por otra parte, nuestro grupo de trabajo ha analizado los

factores que se asocian al desarrollo de fibrosis, entre los que

se encuentran factores clínicos como una edad mayor de 45

años, la presencia de alteraciones de las pruebas de función

hepática, un cociente GOT/GPT > 1 o la presencia de 3 o más

criterios del síndrome metabólico. Otros factores pronóstico

son: la presencia de valores bajos de adiponectina séricos, un

cociente HOMA/adiponectina elevado puede predecir el riesgo

de enfermedad. Desde el punto de vista histológico, la presen-

cia de esteatosis grado III o una inflamación marcada se asocia

a una elevada probabilidad de desarrollo de fibrosis. La EHNA

es una causa potencial de cirrosis hepática, y se ha implicado

como factor etiológico en hasta un 70% de casos de cirrosis

criptogénica. 

Teniendo en cuenta que la EHNA puede progresar hacia

una cirrosis, el CHC puede formar parte de la historia natural

de esta enfermedad. De hecho, distintos estudios epidemioló-

gicos en pacientes con cirrosis hepática relacionada con la

EHDG demuestran una marcada asociación entre esta enfer-

medad y el CHC, y hasta el momento se han comunicado va-

rios casos de CHC en pacientes con EHNA. La esperanza de

vida de los pacientes con EHNA no difiere significativamente

de la de los controles de población normal con igualdad de

edad y sexo, aunque la mortalidad por causas hepáticas es

mayor en los primeros. 

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Actualización 

¿Qué es el NASH? 

J. Crespo

Tratamiento de la esteatohepatitis 

no alcohólica

El escaso conocimiento de la historia natural de esta enferme-

dad, su baja expresividad clínica y la ausencia de marcadores

inequívocos que reflejen la progresión de la enfermedad, justi-

fican la ausencia de un tratamiento bien definido de la EHDG

en este momento

9

. No obstante, el tratamiento se puede divi-



dir en 2 fases: a) tratamiento de las enfermedades asociadas,

y  b) tratamientos basados en los conocimientos patogénicos

de esta enfermedad. Finalmente, cuando la EHDG ha evolu-

cionado a una cirrosis hepática, las indicaciones del trasplante

hepático son las mismas que en el resto de las hepatopatías

crónicas (tabla III). 

Tratamiento de las enfermedades asociadas

Debido a la estrecha relación patogénica que hay entre la

EHDG, el síndrome metabólico y la resistencia a la insulina,

muchos pacientes presentan sobrepeso u obesidad, diabetes,

hiperlipemia, hipertensión y/o hiperuricemia. En primer lu-

gar, se debe efectuar un adecuado tratamiento de estas en-

fermedades asociadas. El primer eslabón en la terapia de es-

ta enfermedad debe ser un adecuado tratamiento del sobre-

peso, que puede ser dietético, farmacológico y/o quirúrgico.

El beneficio de la disminución de peso logrado mediante die-

ta y ejercicio físico sobre el valor de transaminasas en suje-

tos con EHDG es incuestionable

10,14

. Además, en algunos ca-



sos, la dieta y el ejercicio se asocian a una clara mejoría de la

lesión histológica e incluso a una mejor percepción de su ca-

lidad de vida. Se deben evitar los períodos de ayuno prolon-

gado, dado que éstos se han asociado a un agravamiento de

la enfermedad. Una dieta baja en carbohidratos es recomen-

dable. Además de la dieta se han utilizado con éxito el orlis-

tat, un inhibidor de la lipoproteína lipasa, y la cirugía bariá-

trica. Lógicamente, estas 2 últimas intervenciones terapéuti-

cas deben realizarse en individuos altamente seleccionados.

Es imprescindible el adecuado control de la diabetes mellitus

y/o de la dislipemia si existieran. 

Aproximaciones terapéuticas basadas 

en la patogenia de la enfermedad 

Tratamiento de la resistencia a la insulina 

Dado que la resistencia a la insulina representa un papel clave

en la esteatosis hepática y está presente en la inmensa mayo-

ría de los pacientes con EHDG, se han ensayado diferentes

fármacos con capacidad para incrementar la sensibilidad a la

insulina, entre los que se encuentran las tiazolidindionas, la

metformina y los inhibidores de la IKK. Las tiazolidindionas

interactúan con el PPAR-

γ incrementado la utilización periféri-

ca de la glucosa. Tanto la rosiglitazona

15

como la pioglitazona



han demostrado su eficacia en pacientes con EHDG, aunque

la potencial toxicidad hepática ha limitado su uso. 

La metformina es una biguanida que disminuye la hiperin-

sulinemia y mejora la resistencia hepática a la acción de la in-

sulina. Hasta el momento, 3 ensayos no aleatorizados han ana-

lizado el papel terapéutico de la metformina en el tratamiento

de la EHDG, y han demosatrado una disminución de las trans-

aminasas, una mejoría de la sensibilidad a la insulina y una

disminución de la esteatosis hepática. 

Tratamiento del estrés oxidativo 

El estrés oxidativo desempeña un papel clave en la patogenia

del NASH, por lo que, en esta entidad, se han evaluado los fár-

macos hepatoprotectores y antioxidantes. Teóricamente, los

antioxidantes naturales como las vitaminas E y C, pueden dis-

minuir el daño hepático mediado por radicales libres. La tera-

pia con vitamina E disminuye las cifras de ALT, la esteatosis

hepática y la inflamación lobulillar. A pesar de los excelentes

resultados demostrados por la vitamina E, ésta no debe reco-

mendarse fuera de un riguroso ensayo clínico en los pacientes

con EHDG, debido a que un metaanálisis ha demostrado que

un exceso de vitamina E se asocia a un incremento de la mor-

talidad global. 

La betaína, un metabolito natural de la colina, es capaz de

elevar los valores de la S-adenosilmetionina (SAMe) y proteger

frente a la esteatosis en modelos experimentales de esteatosis

alcohólica. Hasta el momento no hay resultados definitivos. La

SAMe ha demostrado tener un efecto benéfico desde el punto

de vista clínico, bioquímico, histológico y ecográfico sobre la

esteatosis hepática asociada al abuso de alcohol utilizando do-

sis bajas, pero no se conoce con certeza su efecto en pacientes

con EHDG. La eficacia de la N-acetilcisteína también se ha eva-

luado; a dosis de 1,2 g/día disminuyó los valores de ALT al co-

mienzo del tratamiento, pero su eficacia no fue duradera. Ade-

más, no demostró eficacia alguna sobre la lesión histológica,

por lo que no parece un agente útil en el tratamiento de esta

enfermedad. A pesar de la potencial utilidad del ácido ursode-

soxicólico, un amplio ensayo clínico no ha demostrado eficacia

alguna de este fármaco en los pacientes con EHDG. 

Otros fármacos con potencial utilidad 

Además de los citados con anterioridad, en los sujetos con una

EHNA también se han utilizado la grelina, la pentoxifilina, el

losartan, la acarbosa, probióticos y antibióticos. La eficacia de

estos fármacos en los pacientes con EHDG está en evaluación

y, en cualquier caso, su utilización debe quedar restringida a

ensayos clínicos controlados.

Tratamiento de la esteatohepatitis no alcohólica

Medidas generales

Evitar el consumo de alcohol, incluso en mínimas cantidades

Evitar los fármacos hepatotóxicos

Tratamiento de las enfermedades asociadas

Tratamiento del sobrepeso y de la obesidad

Dietético y mediante ejercicio físico

Farmacológico

Cirugía bariátrica

Diabetes mellitus

Hiperlipemia

Tratamiento farmacológico

Tratamiento de la resistencia a la insulina.

Tiazolidindionas: rosiglitazona/pioglitazona

Biguanidas: metformina

Inhibidores de la IKK

Tratamiento del estrés oxidativo 

Vitaminas E y C

Betaína

S-adenosilmetionina (SAMe) 



N-acetilcisteína

Ácido ursodeoxicólico 



Otros fármacos con potencial utilidad: grelina, pentoxifilina, losartan,

acarbosa probióticos y antibióticos 

Trasplante hepático

Tabla III.

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Actualización 

¿Qué es el NASH? 

J. Crespo

Conclusión

El término de esteatohepatitis no alcohólica debe quedar en-

globado en una entidad más amplia, la EHDG no asociada al

consumo de alcohol, que incluye la esteatosis hepática simple,

la esteatohepatitis no alcohólica, la cirrosis hepática e, inclu-

so, el hepatocarcinoma. La EHDG puede aparecer en el con-

texto de múltiples enfermedades; sin duda, la principal asocia-

ción etiológica de la EDHG es con el síndrome de resistencia a

la insulina. Este síndrome se caracteriza por la presencia de

resistencia a la insulina, obesidad, diabetes mellitus tipo 2, hi-

percolesterolemia, hipertrigliceridemia y HTA. Las manifesta-

ciones clínicas de la enfermedad son escasas y desde el punto

de vista analítico únicamente destaca una discreta hipertran-

saminasemia. Aunque el pronóstico es generalmente bueno, la

enfermedad puede progresar, sobre todo en pacientes mayo-

res de 50 años, con una marcada resistencia a la insulina y con

un cociente GOT/GPT > 1. En la actualidad, el tratamiento re-

comendado se basa en la modificación del estilo de vida (dis-

minución de peso y aumento del ejercicio físico) y el trata-

miento de la resistencia a la insulina.

J

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tos de la enfermedad hepática por depósito de grasa incluyen-

do el síndrome metabólico, el riesgo cardiovascular, el papel

de las adipocinas y la resistencia a la insulina, la patogenia de

la fibrosis o el tratamiento.



Farrell GC, Larter CZ. Nonalcoholic fatty liver disease: from

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Revisión actualizada que trata fundamentalmente de la pato-

genia y el potencial tratamiento de la enfermedad.

J Clin Gastroenterol 2006; 40 Suppl 1.

Número monográfico de la revista que revisa de forma siste-

mática la enfermedad hepática por depósito de grasa: epide-

miología, factores genéticos, patogenia, historia natural, diag-

nóstico, tratamiento médico y tratamiento quirúrgico de la obe-

sidad.


Moreno-Sánchez D. Epidemiología e historia natural de la hepa-

topatía grasa no alcohólica primaria. Gastroenterol Hepatol.

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Revisión muy reciente y actualizada acerca de los aspectos

epidemiológicos y de la historia natural de la enfermedad he-

pática por depósito de grasa.



Neuschwander-Tetri BA, Caldwell SH. Nonalcholic steatohepati-

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Extraordinaria puesta al día de la enfermedad, en una de las

guías de diagnóstico y tratamiento de la Asociación America-

na para el Estudio del Hígado.



Sem Liv Dis. 2004;21.

Número monográfico del 

Seminars in Liver Disease acerca de

los síndromes de esteatosis hepática. Incluye: definición, ana-

tomía patológica, patogenia, imagen, tratamiento, modelos ex-

perimentales y tratamiento quirúrgico.

JANO 26 ENERO-1 DE FEBRERO 2007. N.º 1.635

.

www.doyma.es/jano



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