Oropesa y su parador


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ROPESA

Y su Parador

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OROPESA Y SU PARADOR



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ún para el viajero más atento, Oropesa es como un

sobresalto en el camino; como una inevitable e inquietante

invitación: ¿Qué es OROPESA?



Oropesa es un castillo.

Oropesa es un palacio.

Oropesa es un bordado.

Y es verdad. Aunque Oropesa sea mucho más que todo eso,

Oropesa es, sobre todo, un punto en el camino de la Historia. Oropesa

es una encrucijada desde y hacia la Historia. Oropesa fue, y sigue

siendo, límite y frontera: Oropesa nació, fue y vivió como estrategia.

Por eso está aquí, en la Sierra de la Ventosilla, lugar óptimo para

controlar el paso desde la Sierra de Gredos –siempre presente, al

norte– a las riberas del Tajo. Porque no perdamos de vista que

estamos en tiempos de la Reconquista, donde la convivencia,

generalmente pacífica entre moros y cristianos, no pudo impedir el

dominio de los unos sobre los otros y, finalmente, de los otros sobre

los unos.

Y cabe recordar que mucho antes, –mucho más antes, se supone

que hacia el s. IV a C.-, la comarca ya estaba habitada de un pueblo

celta, los vettones.

Vinieron luego, como sabemos, los romanos, que incluyeron toda

esta comarca (llamada del Campo Arañuelo) dentro de la jurisdicción

de la Lusitania con capital en Emérita Augusta (hoy Mérida).

Luego, muy luego, los árabes invaden la Península Ibérica. Muy

pronto, también, se dieron cuenta de la importancia estratégica de

Oropesa y construyeron un castillo en lo más alto del cerro. Durante

tres siglos estas tierras estuvieron bajo el dominio musulmán.

Fueron tiempos de una convivencia más pacífica de lo que pudiera

parecer hasta que, rayando el siglo XII, Alfonso VI logra conquistar

Toledo y todo su área de influencia que queda finalmente integrada en el

territorio cristiano de laCorona de Castilla.

Tras un largo período de guerras y escaramuzas, resurge de nuevo

Oropesa desde que Alfonso X otorga a los habitantes de la villa una

serie de privilegios. Don García Alvarez de Toledo fue el primer Señor

de Oropesa, que después de los Reyes Católicos ascendería a

Condado.

Son tiempos de esplendor: se impulsan las industrias de curtidos y de

sedas, junto al desarrollo ganadero. Culturas y artesanías....

A

Oropesa,



Ciudad Fronteriza

“E del mal de vosotros a mí mucho me pesa,

Otrosí, de lo mío, e del mal de Teresa

Dexare Talavera. Yrme a Oropesa,

Ante que la partyr de toda la mi mesa”

Del Libro de Buen Amor. Arcipreste de Hita



OROPESA Y SU PARADOR

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También Oropesa conocería el esplendor del Renacimiento, como



atestiguan los numerosos edificios que permanecen en la actualidad.

Precisamente uno de ellos es el palacio que ocupa hoy este Parador.

Como el Hospital de San Juan Bautista, fundado en el siglo XVI por

Doña María de Figueroa, madre del que fuera V Virrey del Perú, Don

Francisco de Toledo. O el Pasadizo de Los Arcos, mandado construir

por el V Conde de Oropesa para que la Condesa y sus criados

pudiesen ir a Misa a la iglesia parroquial sin necesidad de pisar

pueblo.


Y el Colegio de los Jesuitas, regentado por la Compañía desde 1590

hasta 1767, cuando fueron expulsados por aquello de la

Desamortización. También el Ayuntamiento Antiguo, en la Plaza Vieja,

fue testigo de la vida cotidiana de Oropesa hasta 1871.

l Parador de Oropesa, Virrey Toledo, así bautizado en

memoria del que fuera su morador D. Francisco Alvarez de

Toledo, el V Virrey de Perú, indisolublemente asociado al

castillo, es testigo, en buena parte, de la historia desde los tiempos

cristiano–musulmanes.

Fue construido en el s. XIII junto al llamado Palacio Viejo, bajo

el mandato de D. García y levantado sobre un primitivo palacio

destruido en tiempos de la Reconquista.

Hasta el siglo XVIII fue residencia habitual de los Alvarez de

Toledo, Condes de Oropesa. 

El edificio, de estilo renacentista, fue

construido en el siglo XVI. Este palacio fue

convertido en Parador en 1930 y es el primero

en España instalado en un Monumento

Histórico-Artístico. Fue el Presidente de la

Junta de Paradores, el Conde Gamazo, quien

notificó al entonces alcalde de Oropesa que,

“Por mil circunstancias que concurren será

en la Villa de Oropesa donde se instale el

primer Parador, aprovechando para ello un

edificio señorial, para lo cual el Ayuntamiento

facilitará el esbelto y bien situado Palacio de

los Duques de Frías, de propiedad municipal”.

Por aquel entonces, el precio de la habitación

E

Parador Virrey de Toledo



Historias de Ambiciones y Decepciones

era de veinticinco pesetas y la comida, de ocho. Una cerveza costaba

una peseta y un café o un chocolate casi dos.

Sus muros han conocido las inquietudes místicas de Santa Teresa de

Jesús o las ambiciones y decepciones de Carlos V, fiel enamorado de

los fogones de estos campos. También don Juan de Borbón hizo aquí

frecuentes escalas aún presentes en la memoria de los vecinos de

Oropesa, camino de su prolongado exilio en Estoril.

Cuentan también que, allá en los años 30, y camino de Portugal se

detiene a comer Somerset Maughan quien escribe: 



“En algunos pueblos y en dos o tres grandes ciudades, el Estado

Español ha establecido una cadena de

Paradores, especie de albergues, donde el viajero

puede estar seguro de encontrar todo el confort

que desee, hermosas habitaciones, gran

limpieza, modernos cuartos de baño y excelente

comida.

Yo he visitado varios de ellos y desearía

dedicar algunos párrafos al de Oropesa. Mi

intención era sólo parar a comer, pero lo

encontré tan acogedor que decidí quedarme allí

algún tiempo”.

Muchos secretos y más de un contubernio

guardan estos muros: 

En el año 1945 el artesonado gótico mudéjar



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del gran salón asistió –sobrecogido– a un insólito almuerzo. Era el



General Franco acompañado del General Moscardó y de los Ministros

de Trabajo, Girón, y Agricultura, Rein. ¿Estarían diseñando el Plan

Badajoz?.

También en los años cuarenta, en sus salones celebraron reuniones

representantes de los gobiernos de España y Portugal. Objetivos:

diseñar estrategias para desarticular el contrabando y organizar los

servicios secretos de espionaje.

O las consultas entre gobernadores de las provincias limítrofes para

coordinar la lucha contra los guerrilleros maquis.

Maderas nobles con tallas excelentes, bargueños, arcones–escaños,

junto a magníficos óleos y valiosas cerámicas verdes de Puente del

Arzobispo y las azules de Talavera visten dependencias y corredores

de un clima recogido y acogedor.

Suelos de barro con pinceladas árabes y artesonados admirables.

Llama poderosamente la atención el excepcional artesonado

gótico–mudéjar del comedor. Tampoco faltan cuidadosos toques de

actualidad con obras de artistas contemporáneos. Sea por su elegante

clima de sosiego, sea por su peculiar cocina, sea por lo agradable de su

estancia –o por lo uno y por lo otro– este Parador ha sido elegido por

visitantes tan ilustres como Giscard d’Estaign, en sus frecuentes

escapadas como cazador, o por John Major, asiduo veraneante de la

Vera.


Hoy el patio de armas del castillo sirve de escenario para

representaciones de teatro, danza o zarzuela durante los meses de

verano. pero en el curso de la reciente historia ha servido como

excepcional decorado natural para el rodaje de películas como “La

Malquerida” con Carmen Viance, el “Tren Expreso” con Jorge Mistral

o el de “Orgullo y Pasión” con Frank Sinatra.

Parador de Turismo.

Hospital de San Juan Bautista.

El Pasadizo o Los Arcos.

Iglesia de Nuestra Sra. de la Asunción.

Ayuntamiento antiguo.

Convento de Nuestra Sra. del Recuerdo.

Iglesia de San Bernardo.

Colegio de los Jesuitas.

Convento de los Concepcionistas.

Casa Natal del Beato Alonso de Orozco.

Recinto amurallado.

El reloj de la Villa.

Casas Consistoriales.

Biblioteca Popular.

Convento de las Misericordias.

Museo de la Cerámica.

Puertas del recinto amurallado.

Castillo Viejo.

Castillo Nuevo.

De la Villa: 

Un Paseo Monumental

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a cocina del Campo Arañuelo, comarca que acoge a Oropesa,



tiene unos curiosos orígenes con unos tentadores resultados

en los que hasta el viajero más frugal sucumbirá con toda

probabilidad. Es éste, como muchas veces sólo, pero nada menos,

resultado de la Historia, de una sabia mixtura: los obligados

“arreglos” de los pastores de la Mesta y las relativas sofisticaciones

que los nobles reconquistadores quisieron importar de otras regiones.

Ollas y fuentes con aderezos musulmanes y judíos, censurando aquí

–cerdos y grasa– y añadiendo allá –carneros y dulces con miel–. Porque

es mucho más de lo que pudiera parecer lo que, también en materia

culinaria, debemos a nuestros “invasores”. Tal es el caso de nuestras

Migas, las Gachas o las Sopas de Ajo; nuestros Gazpachos y Ajos

Blancos, hijos del Salmorejo. O el Siñabí, que ahora llamamos

caldereta de cordero.

Pestes y hambrunas, que de todo hubo en

la Historia, monjas y frailes supieron

completar la espiritualidad de la vida

monacal con una no simple ni escasa mesa.

Valga como muestra la norma establecida

en el Convento de las Misericordias (Oropesa

1629):


“Para comer y cenar se dará a las Madres y

Colegialas, que siempre han de comer juntas,

el pan que dieren menester”.

“En los días de carne seis onzas de carnero a

comer y tres a cenar y alguna fruta del tiempo

para principio y postre de la comida. Y alguna

verdura o ensalada para principio de la cena y

alguna fruta seca para acabar”.

“Y para almorzar y merendar la Fruta y el

Pan...”

Junto a ello, en las cañadas y cordeles, los

pastores que de las Sierras de Gredos iban y

venían, arreglaban con lo que más a mano tenían

unos pucheros, si no sofisticados, sí jugosos. Platos fuertes y sabrosos

hoy día, recuperados como los gazpachos de pastor, los asados, los

fritos, los quesos...

L

Cocina de Nobles,



Cocina de Pastores

La comarca ofrece, además, un variado y abundante conjunto

natural de recursos gastronómicos. Verduras, frutas y hortalizas, como

los berros, la Pamplina, Criadillas de la tierra (una especie de trufas

blancas), ortigas, hinojo, tomillo...

Caza menor, con abundancia de liebres, perdices, palomas, tórtolas,

tordos... y también mayor, como los jabalíes y algunos ciervos y

venados que aún sobreviven junto a las orillas del Tiétar. O peces de

río, cada día menos abundantes–tencas, barbos, carpas, ranas–

aunque no faltan platos a base de bacalao siguendo recetas

tradicionales recuperadas.

Con todo ello, el viajero advertirá enseguida que la cocina

oropesana es larga pero en absoluto estrecha. Tanto que no parece mal

consejo que el comensal tenga presente la generosidad de los platos y

–si es el caso– adviértalo en beneficio de

estómagos comedidos.

Difícil resulta así proponer un repertorio de

menús tradicionales. Sólo a título de muestra

algunos de los platos más habituales, todos

ellos propios de la comarca, son éstos:

–Gazpacho del Pastor: guiso a base de

conejo, perdiz, paloma y liebre.

–Ajo Cano: ajos en láminas, jamón en

tacos con algo de pan en caldo de pimentón y

leche.

–Sopa de Tomate: con pimiento verde, ajos,



cebolla y cominos.

–Menestra Oropesana: Con jamón, espárragos

trigueros, criadillas y cardillos.

–Rin Ran: Especie de ensalada de trocitos de

tomate, pepino y cebolla con aliño de aceite y

vinagre.


Así una lista interminable: Gazpacho de

Segadores, Ensalada Pamplina, Carpa al

horno, Ancas de rana en salsa verde... 

Los dulces ofrecen también una estirada variedad con frecuente

presencia de gustos árabes: Floretas (fritos a base de huevo, harina,

leche y anís), Alhajú (especie de obleas de pan y miel)...

ropesa es un privilegiado centro estratégico desde el que el

visitante puede abarcar un rico y próximo repertorio de arte, de

culturas, de climas de paisajes o de gastronomías.

O

Paseos por las 



Postrimerías Imperiales

En los pueblos de la Campana de Oropesa se pueden apreciar

antiguos edificios y construcciones. Así, cabe mencionar la iglesia

parroquial del siglo XVI en Lagartera, las columnas románicas y la

Cruz en Caleruela, los cuadros de Claudio Coello en la Calzada, los


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verracos de Torralba y Alcolea, así como los rollos del s. XV en



Torrico y Puente del Arzobispo...

Se reseñan a continuación algunas excursiones:

Ruta del Bordado

Oropesa, Lagartera, Herreruela, Caleruela, Calzada de Oropesa,

Las Ventas de San Julián, Navalcán, Parrillas Velada, Alcañizo,

Torralba de Oropesa, Oropesa

Los pueblos que forman la Campana de Oropesa han conservado

desde la antigüedad la rica labor del bordado.

En Caleruela se realiza un bordado exclusivo, el de “Punto



Moruno”, cuya introducción se debe a Zenobia Camprubí, esposa de

Juan Ramón Jiménez.

Ruta de la Cerámica

Oropesa, Talavera de la Reina, Puente del Arzobispo, Valverde,

Berrocalejo, El Gordo, Calzada de Oropesa, Oropesa

Platos, jarras y todas las piezas

que uno imagine salen de los alfares

talaveranos, verdejos o punteños,

decorados con su tradicional tono

azul, rojizo o el característico verde

obtenido originalmente a partir de

fundición de viejas monedas de

cobre.

Ruta del Valle del Tiétar



Oropesa,Velada, Parrillas, Navalcán,

Candeleda, Corchuela, Oropesa

El Valle del Tiétar ofrece la

posibilidad de practicar la caza y la

pesca en los embalses de Rosarito y Guadiervas y sumergirse por

estos parajes naturales de encinas y alcornoques.

Ruta de la Vera y el Emperador



Oropesa, Madrigal de la Vera, Villanueva de la Vera, Losar de la

Vera, Guijo de Santa Bárbara, Jarandilla, Yuste, Cuacos, Navalmoral

de la Mata, Oropesa

En las estribaciones de la Sierra de Gredos y regada por el Río

Tiétar está situada La Vera, con una serie de pueblos de una

arquitectura única, un microclima admirable y un paisaje frondoso,

elegido por el Emperador Carlos V para pasar sus últimos días y

donde el Monasterio de Yuste es uno de los principales atractivos

históricos y artísticos.

Ruta del Campo Arañuelo



Oropesa, Navalmoral de la Mata, Belvís de Monroy, Almaraz,

Casatejada, Talayuela, Pueblonuevo de Miramonte, Las Ventas de San

Julián, Oropesa

El Campo Arañuelo es una comarca natural que se extiende

desde las tierras del Condado de

Oropesa hasta la desembocadura del

río Tiétar en el Tajo, junto al Parque

de Monfragüe.

Ruta de la Jara

Oropesa, Puente del Arzobispo,

Azután, Aldeanueva de Barbarroya,

Belvís de la Jara, Alcaudete de la Jara,

Calera y Chozas, Oropesa

Bañada por el embalse de Azután,

esta zona es rica en restos

arqueológicos megalíticos.

Textos: Miguel García Sánchez  Dibujos: Fernando Aznar

Requena, 3. 28013 Madrid (España)

Tel.: 902 54 79 79 - Fax: 902 52 54 32

www.parador.es / e-mail: reservas@parador.es

wap.parador.es/wap/

Pza. Palacio, 1. 45560 Oropesa (Toledo)

Tel.: 925 43 00 00 - Fax: 925 43 07 77

e-mail: oropesa@parador.es

Parador de Oropesa

Central de Reservas



Virrey Toledo

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