VALLADOLID La historia de Valladolid se remonta a la Edad Media. Aunque existen indicios de asentamientos pertenecientes al Paleolítico inferior, Valladolid no tuvo una población estable hasta la Edad Media. Durante la repoblación de la Meseta, Alfonso VI encargó al conde Pedro Ansúrez su poblamiento, otorgándole el señorío de la misma en 1072. A partir de esta fecha se inicia su crecimiento, dotándose de distintas instituciones; Iglesia Colegial, Universidad o Alcázar Real. Esto la permitió convertirse en sede de la corte castellana y posteriormente entre 1601 y 1606 capital del Imperio Español hasta que la capitalidad pasó definitivamente a Madrid. A partir de entonces, se inicia un periodo de decadencia que sólo se salvará con la llegada del ferrocarril, en el siglo XIX, y con la industrialización de la ciudad, ya en el siglo XX.
Fundación Hay indicios datables en el Paleolítico Inferior, esencialmente Achelense recogido en superficie en las terrazas cuaternarias del río Pisuerga, en Canterac (que actualmente es un gran parque situado a las afueras); pero, no se puede decir que la ciudad tuviera una ocupación estable hasta la Edad Media, que es posiblemente cuando surgió el topónimo que le da nombre. Los asentamientos posteriores en la actual provincia de Valladolid datan de épocas prerromanas, existiendo en la zona yacimientos de pueblos vacceos, que fueron pobladores de cultura muy avanzada y, como el resto de pueblos célticos llegaron a la península procedentes del norte de Europa. El máximo exponente de esta cultura en las cercanías, que fue arrasada por los romanos, es Pincia (Pintia), en la actual localidad de Padilla de Duero. Durante años, se creyó que Valladolid era la antigua Pincia, hasta que las excavaciones arqueológicas demostraron la verdadera ubicación de la ciudad vaccea. En varios puntos del casco urbano de la ciudad han aparecido hallazgos de época romana, como en las calles Angustias y Arribas, donde se tiene constancia que apareció un mosaico, lo mismo que en la calle Juan Mambrilla y en las del Empecinado y Padilla. En el antiguo monasterio de Jerónimos de Villa de Prado se descubrió en los años 50 una villa romana: la Villa romana de Prado, la cual acoge un amplio conjunto arquitectónico residencial acompañado de mosaicos. De hecho, un gran mosaico de mármol y caliza, el Mosaico de los cantharus (datado en el siglo IV) presidirá la entrada del nuevo edificio de las Cortes de Castilla y León (este mosaico actualmente se halla en el Museo Arqueológico de Valladolid).
Repoblamiento y expansión En el siglo XI, durante la repoblación de la Meseta, el rey de León Alfonso VI encargó al conde de Saldaña y Carrión, Pedro Ansúrez, y a su esposa, doña Eylo, su poblamiento. Hasta que Alfonso VI otorga el señorío de la misma al conde Pedro Ansúrez en 1072, no se produjo el crecimiento de la ciudad. Don Pedro hizo construir un palacio para él y su esposa, que no se conserva. También edificó la Colegiata de Santa María (lo que la otorga el rango de villa) y la iglesia de La Antigua. En 1208 Alfonso VIII de Castilla la nombra ciudad cortesana, convirtiéndose en el centro cultural de Castilla.
Tras la temprana muerte de Enrique I de Castilla y la abdicación de su madre, Fernando III el Santo obtiene en 1217 el reino de Castilla, en acto realizado en la plaza mayor de Valladolid. Durante los siglos XII y XIII Valladolid experimentó un rápido crecimiento, favorecido por los privilegios comerciales otorgados por los monarcas Alfonso VIII y Alfonso X El Sabio. Doña María de Molina, reina y regente de Castilla durante 30 años, en torno al 1300, establece allí su residencia, engrandeciéndola notablemente. En 1346 el Papa Clemente VI otorga la bula que permite la creación de la Universidad. Tras la temprana muerte de Enrique I de Castilla y la abdicación de su madre, Fernando III el Santo obtiene en 1217 el reino de Castilla, en acto realizado en la plaza mayor de Valladolid. Durante los siglos XII y XIII Valladolid experimentó un rápido crecimiento, favorecido por los privilegios comerciales otorgados por los monarcas Alfonso VIII y Alfonso X El Sabio. Doña María de Molina, reina y regente de Castilla durante 30 años, en torno al 1300, establece allí su residencia, engrandeciéndola notablemente. En 1346 el Papa Clemente VI otorga la bula que permite la creación de la Universidad. Valladolid sufrío un terrible incendio el 6 de agosto de 1461 que arrasó 430 casas en los barrios de la Costanilla, Cantarranas y Rúa Oscura. El concejo de la ciudad decidió la creación del primer cuerpo de bomberos de la ciudad y de España, compuesto por 30 moriscos del barrio de Santa María con unos emolumentos de 3000 maravedíes al año para todos (bastante poco para la época). Sin embargo, sus condiciones mejoraron al poco tiempo mediante una cédula firmada por Fernando el Católico reservándoles alojamiento en el barrio de Santa María y con la exención de huéspedes, entre otros.
Durante estos siglos, la ciudad servía ocasionalmente como residencia real y sede de las Cortes. El primer Alcazarejo fue transformado en Alcázar Real y la reina María de Molina se hizo edificar un palacio, que fue su residencia habitual. El 19 de octubre de 1469 Isabel de Castilla y Fernando de Aragón (que sería Fernando II de Aragón) celebran su matrimonio secreto en el Palacio de los Vivero (situado en el actual emplazamiento de la Chancillería), y pasando su luna de miel en el Castillo de Fuensaldaña. En 1489 se establece definitivamente el tribunal de Chancillería y en 1500 el de la Inquisición, para juzgar actos de Herejía, dando lugar a la celebración de los Autos de Fe. En 1506 muere en Valladolid Cristóbal Colón, su cuerpo fue enterrado en Valladolid en el convento de San Francisco, edificio donde más tarde se situó el Teatro Zorrilla, aunque fue trasladado posteriormente. Siguiendo con otro navegante, en Valladolid firmó Magallanes las capitulaciones con el rey Carlos I de España antes de iniciar su ruta occidental hacia las Indias, el 22 de marzo de 1518.
Durante un tiempo, la ciudad pierde sus privilegios, retirados por el emperador Carlos, hijo de Juana la Loca y Felipe el Hermoso, en represalia contra los comuneros que se opusieron a su ascensión al trono. En Villalar, cada 23 de abril, se celebra extraoficialmente el Día de Castilla y León, para recordar lo ocurrido en esta tierra. Superado el incidente, Valladolid se convirtió en una de las capitales del imperio español de Carlos I de España y V de Alemania, cobrando gran importancia política, judicial y financiera. El 21 de mayo de 1527 nace Felipe II en el Palacio Pimentel. En 1561 la ciudad fue arrasada por un enorme incendio tras el que Felipe II se comprometió a reconstruir la ciudad, dotándola de la primera Plaza Mayor regular de España (modelo de otras más conocidas, como la de Madrid de 1617 o Salamanca, 1729). El incendio comenzó el 12 de septiembre de 1561, en el entorno de la casa del platero de la ciudad. El fuerte viento presente, expandió el fuego en todas las direcciones dificultando su extinción. Duró 50 horas y se saldó con la destrucción de 440 casas, entre ellas prácticamente todas las del barrio de artesanos.
El suceso dejó grandes explanadas sin construir en el centro de la ciudad, lo que permitió que Valladolid se convirtiese en uno de los centros de desarrollo de los nuevos estilos que se venían desarrollando en España: el herreriano y posteriormente el barroco. A esta etapa de construcción pertenecen la Catedral, la mencionada Plaza Mayor o la Iglesia de San Benito. El suceso dejó grandes explanadas sin construir en el centro de la ciudad, lo que permitió que Valladolid se convirtiese en uno de los centros de desarrollo de los nuevos estilos que se venían desarrollando en España: el herreriano y posteriormente el barroco. A esta etapa de construcción pertenecen la Catedral, la mencionada Plaza Mayor o la Iglesia de San Benito. Su decisión de trasladar la corte de Valladolid a Madrid propició el desmantelamiento de todo el entramado administrativo y comercial que atraía la presencia de la corte en la ciudad, algo que trajo consigo una época de decadencia de la que la ciudad no comenzó a recuperarse hasta el siglo XVIII. Aun así experimentó una pequeña expansión, culminando en la concesión del título de Ciudad, pero nada se podía comparar con los años en los que Valladolid era capital del Imperio en el que no se ponía el Sol. El 10 de enero de 1601 a instancias del valido de Felipe III, el Duque de Lerma, se trasladó de nuevo la corte a Valladolid, pero se volvió a mudar el 6 de abril de 1606. En el ínterin, nació el príncipe Felipe (8 de abril de 1605), futuro Felipe IV y su hermana Ana de Austria, futura reina de Francia y madre de Luis XIV. Cabe reseñar que fue en este periodo corto de sede real cuando Miguel de Cervantes publicó su primera edición del Quijote en 1604. La casa donde vivió es actualmente la Casa Museo de Colón. En este periodo de tiempo también residieron en la ciudad Quevedo y Góngora.
En el siglo XVII, debido a las fuertes crisis de subsistencia y epidemias, Valladolid sufre un receso demográfico. La ciudad se encontró sumida en una grave crisis económica, propiciada por el abandono de las actividades comerciales y gran parasitismo social existente. La crisis y el receso demográfico son mitigados parcialmente a partir de 1670 con la implantación de talleres textiles que anuncian la industrialización posterior. En la Guerra de Sucesión Española, Valladolid tomó parte por Felipe V. Durante el siglo XVIII, al igual que toda España, la ciudad se empieza a recuperar de su declive. En 1700 la población era de unos 18.000 habitantes, pasando a ser de 21.000 a finales de siglo. En 1746, la Ciudad celebró grandes fiestas para celebrar la canonización de San Pedro Regalado, su patrón. La Ilustración aparece tímidamente en la ciudad durante los reinados de Carlos III y Carlos IV. Gracias a las gestiones de las élites ilustradas, se arbolan partes de la ciudad como "Las Moreras", el camino a Zaratán y Villanubla o el Campo Grande. También protegen y estimulan las manufacturas y alientan al saneamiento de Valladolid por el medio de empedrar algunas calles e intentar racionalizar los vertidos de basuras. El primer periódico de Valladolid, el Diario Pinciano, semanario de ideología ilustrada, dirigido por J.M. Beristáin, sale a la luz en 1787, durando su andadura cerca de año y medio. En 1788, la ciudad sufrió graves inundaciones, debido al aumento del caudal del río Esgueva, que arruinaron parte de su caserío.
Guerra de las Comunidades de Castilla La Guerra de las Comunidades de Castilla ha sido uno de los acontecimientos históricos que ha tenido una mayor importancia en la historia de Valladolid. La ciudad fue pieza clave en el desarrollo de la Guerra. En 1516 el rey Carlos I se hizo coronar Rey de Castilla ante los nobles castellanos en la Iglesia de San Pablo, en las Cortes de Castilla. Éstos le presentaron una serie de ruegos y reclamaciones que, con el paso de los años, el joven rey incumplió, terminando en 1520 en una rebelión de la mayor parte del reino. La revuelta comunera comenzó en Toledo en febrero de 1520. Durante la primavera de ese año, siguieron a Toledo otras ciudades castellanas, como Segovia, Guadalajara, Toro, Ávila, Salamanca, Alcalá y León, entre otras. Valladolid no se unió a la revuelta hasta la “quema de Medina”, cuando los soldados del rey Carlos I incendiaron la villa de Medina del Campo ante la negativa de los medinenses de entregar las piezas de artillería que se custodiaban en la fortaleza de la villa y que los imperiales querían emplear para atacar Segovia, ciudad con la que Medina mantenía lazos muy estrechos.
Valladolid entró en comunidad junto a un gran número de ciudades como Burgos, Palencia, Ciudad Rodrigo, Badajoz y Sevilla, entre otras. Burgos, con el paso de los meses, volvió al bando de los Imperiales debido a que la ciudad era el lugar donde se llevaban a cabo los intercambios comerciales de la Corona de Castilla, que salían posteriormente por el puerto de Santander. Los burgueses de la cabeza de Castilla tenían miedo a que, por haber participado en la revuelta, el rey aboliera sus fueros y sus comercios cayeran en la ruina. Por ello, Valladolid se convirtió en la capital de la revuelta en el norte de Castilla, convirtiéndose en el punto con mayor número de soldados comuneros junto a Toledo. La contienda se fue adentrando en 1521, y por Valladolid pasaron personajes como Antonio de Acuña y Juan de Padilla, junto a los otros capitanes comuneros. Padilla, lideró el ejército hacia Torrelobatón, conquistando la villa, y lo más importante, el castillo, siendo la gran victoria de los comuneros. Antes de la salida a Torrelobatón, el ejército protagonizó algunas salidas por el entorno de Valladolid, siendo notorio el asalto a Cigales. Tras la derrota en la batalla de Villalar, Valladolid aguantó poco tiempo las embestidas imperiales, ya que sus milicias partieron con el ejército al asedio de Torrelobatón y posterior batalla en Villalar.
Siglo XIX Valladolid fue la ciudad elegida para albergar las tropas francesas a su llegada a España debido principalmente a su situación en el eje París—Madrid—Lisboa. El Ejército de Junot permanecerá una veintena de días en Valladolid y el del General Dupont unos tres meses, (aunque el grueso salió de la ciudad en marzo, hizo acampar a un tercio de los suyos guardando el paso del Duero y cubriendo el área noroeste). Sin embargo, Valladolid estaba desprovista de grandes cuarteles para albergar a los soldados franceses, y la ciudad tuvo que realizar un extraordinario esfuerzo para adecuar conventos (San Benito, San Gregorio…) y otras dependencias, así como licenciar al propio ejército español de algunos cuarteles. Los soldados reaccionaron violentamente realizando numerosos destrozos en los cuarteles. Aunque bien es cierto que esta situación era aprovechada por no pocos lugareños para aprovisionar el mercado negro, hundiéndose de esta forma la actividad económica de la ciudad. Así, el descontento creció en la ciudad y se produjeron innumerables altercados y algún conato de motín. Las autoridades españolas, encabezadas por el Capitán General Francisco de Horcaditas, la Real Chancillería de Valladolid y el propio ayuntamiento, piden en numerosos bandos y proclamas un esfuerzo de convivencia. Pero los vallisoletanos identificaban el “aliado” francés con el antifernandinismo con claridad creciente.
Reacciones al motín de Aranjuez Aunque el motín se produjo el 17 de marzo, los diarios no le dieron una gran difusión y la noticia llegó por medio de gacetas y cartas particulares. Así el 24 de marzo se produjeron vivas al monarca debutante en la Plaza Mayor, quema del retrato de Manuel Godoy presente en el edificio municipal; auto de fe con los emblemas del almirantazgo y vía crucis del carro en que fuera paseado el retrato en 1807 hasta la plaza, en que le prenden fuego hundiendo los restos en las aguas del Pisuerga. La celebración duró varios días con disparos de mosquetes al aire. Como consecuencia el partido fernandino controla el Ayuntamiento, con el marqués de Revilla asentado en la regiduría. Hasta mediados de mayo, el contingente francés destacado en la ciudad disminuirá hasta quedar en una presencia simbólica, lo que se tradujo en la desaparición de los numerosos altercados y problemas de convivencia que se venían produciendo. El dos de mayo vallisoletano Desde el 5 de mayo, García de la Cuesta sustituye a Horcaditas como capitán general-presidente. Los ecos del dos de mayo de Madrid resucitaron los reflejos subversivos del partido fernandino que desde el motín de Aranjuez controla el Ayuntamiento con el marqués de Revilla desafiando el propósito de contemporización de García de la Cuesta. Así, el 31 de mayo, una muchedumbre de paisanos salpicada de soldados, se agolpa en las calles y plazas con los gritos de ¡Viva Fernando VII! y exigiendo, frente a las casas consistoriales, el alistamiento general, la entrega de armas, la designación de un jefe, y la proclamación de Fernando VII. El Cabildo condescendió en ello, y los manifestantes pasaron a la Chancillería. El 1 de junio, García de la Cuesta accede al alistamiento y a proporcionar cuadros militares. Incluso los prelados ofertaron sus propiedades y el alistamiento de los novicios. Además, crea la Junta de Armamento y Defensa de Valladolid, bajo su presidencia, a la que fueron llamados dos representantes de cada corporación: Chancillería, Universidad, Ayuntamiento, Cabildo eclesiástico y gremios. Cuesta la eleva a la categoría de Junta General o Superior de las otras intendencias castellanas pero se encuentra con un gran problema para organizar la defensa, pues Castilla posee una deficiente infraestructura militar y no dispone de ningún ejército.
Desamortización, ferrocarril y progreso A partir de 1830, con la desamortización y la reordenación en provincias del territorio español se reactiva tímidamente el comercio y la administración. Cuando Mendizábal transfiere los inmensos huertos y jardines de los conventos y sus edificios, se aprovecha la oportunidad para abrir nuevas calles o crear servicios públicos en los nuevos edificios. La llegada del ferrocarril a Valladolid supone un gran impulso y marca la dirección de crecimiento de la ciudad. Durante este siglo la ciudad no crece notablemente, pero su estructura interna cambia, se abren nuevas calles, se abren nuevas plazas y jardines, como el del Poniente, se reforma el Campo Grande, y se encauza y desvía el río Esgueva, lo que supone el fin de las inundaciones en la ciudad. Todo esto es posible gracias a la gestión de grandes alcaldes como Miguel Íscar. El 22 de octubre de 1887 se inauguró el alumbrado público en Valladolid. La noche del 22 al 23 de octubre de 1887 tuvo lugar la iluminación del Teatro Zorrilla y del Círculo de Recreo Mercantil así como de algunos cafés y casas particulares. La central suministradora, de carácter térmico, estaba ubicada en una antigua fábrica de tejidos, en la margen derecha del río Pisuerga, la popularmente conocida como "La Electra“.
Siglo XX La Segunda República El 14 de abril de 1931, con la victoria republicana en las elecciones municipales, una gran multitud se congregó en la Calle Duque de la Victoria donde se prorrumpió en vivas al nuevo régimen. Tras la proclamación de la Segunda República desde el balcón de la Casa consistorial en la Plaza Mayor de la ciudad, la situación volvió a la normalidad siguiendo las consignas de los líderes republicanos para prevenir posibles actos vandálicos que, finalmente, no llegaron a producirse. El día 15 de abril, declarado festivo por el Gobierno provisional de la República, coincidió con el paso por la Estación del Norte de la ciudad, camino de Madrid, de los futuros ministros republicanos que retornaban del exilio, entre ellos, Indalecio Prieto. El Casino republicano convocó un acto de bienvenida al que acudieron los comités republicanos de varios pueblos de la provincia y de la ciudad, la Banda Municipal, y un numeroso público que abarrotaba los andenes y se subía a las farolas para recibir a los dirigentes republicanos. Por las calles, grupos de espontáneos entonaban La Marsellesa y el Himno de Riego. Preguerra y Guerra Civil El 4 de marzo de 1934 se fusionaron Falange Española (el partido de José Antonio Primo de Rivera) y las JONS en un acto celebrado en el Teatro Calderón. Tras el levantamiento del 18 de julio de 1936, Valladolid queda en la zona nacional y el general Saliquet se puso al frente de la capitanía general de Valladolid. La ciudad permanecería en el bando golpista hasta el final de la guerra en 1939. Durante la guerra la ciudad fue bombardeada por el ejército republicano el 19 de enero de 1938. Al conocer los hechos, el ministro de Marina y Aire, Indalecio Prieto, se encolerizó pues la decisión había sido tomada a espaldas suyas. Dos días más tarde los nacionalistas respondieron con un violento ataque sobre Barcelona que produjo 150 muertos y 500 heridos entre la población civil.
La absorción de miles de emigrantes procedentes del éxodo rural provoca un importante crecimiento demográfico y urbanístico. Este último se produce de forma totalmente descontrolada, nacen nuevos barrios obreros (como La Rondilla) y se produce una pérdida irreparable de patrimonio urbano en el casco viejo. Edificios antiguos, conventos y claustros, incluyendo decenas de palacios renacentistas, fueron demolidos para construir bloques de pisos de gran altura que rompen la armonía arquitectónica de la ciudad. Estas actuaciones son consecuencia del planeamiento urbanístico proyectado y parcialmente ejecutado en 1938 por el urbanista alcoyano César Cort. En este plan se proponía un ambicioso plan de extender la urbanización por la margen derecha del río Pisuerga con la creación de una nueva ciudad-jardín de viviendas unifamiliares con arboledas y vegetación, en lo que hoy es el barrio Huerta del Rey. Pero también una reforma de la estructura del centro histórico vallisoletano.
La ciudad se expande, creciendo del otro lado de la vía férrea en el barrio de Las Delicias. Tras la postración de los primeros años de la posguerra, desde los 50 Valladolid experimenta un importante cambio debido a la instalación de industrias automovilísticas (Renault) y de otros sectores). En los últimos años de la década de los 60 se inicia un peculiar proyecto: la construcción del Edificio Duque de Lerma, que sería el edificio más alto de la ciudad. Tres décadas después de su construcción, permaneció deshabitado y en varias ocasiones a punto de ser derribado. Se convirtió en un curioso muro reivindicativo de ideas antilaboristas y antimilitaristas. A finales de 1997, el Ayuntamiento consiguió desbloquear todos los obstáculos y las obras se reanudaron. Desde diciembre de 1999, este edificio de 22 alturas luce un exterior totalmente renovado con un diseño sobrio y elegante. Democracia Valladolid continúa su crecimiento con la llegada de la democracia a España. Con las primeras elecciones municipales democráticas (1979) llegan los socialistas a la alcaldía y Tomás Rodríguez Bolaños se mantiene como alcalde desde 1979 a 1995, año en que el Partido Popular vence las elecciones, permaneciendo actualmente en la alcaldía Francisco Javier León de la Riva. En la década de los ochenta surgen nuevos barrios residenciales (como Parquesol) que provocan un crecimiento en la extensión de la ciudad y en 1987 se convierte en sede de las Cortes de Castilla y León y la Junta de Castilla y León, lo que se equipara habitualmente con la capitalidad de la comunidad. Valladolid desborda sus propios límites y salta a municipios del entorno. Esta transformación urbana ha sido definida por el catedrático emérito de Geografía Urbana Jesús García como el paso «de la ciudad a la aglomeración».
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