Tesis doctoral


Download 3.97 Mb.
Pdf ko'rish
bet21/70
Sana03.02.2018
Hajmi3.97 Mb.
#25834
1   ...   17   18   19   20   21   22   23   24   ...   70

293

.

La gripe del “catarro” de 1580 acaba con la vida de la reina y será Quiroga quien se



encargue del entierro. En estos años de “exilio” arzobispal Quiroga se encarga del Sínodo

Diocesano de 1580 donde se desarrollan las constituciones para la cristianización de los moriscos

y especialmente de la preparación y dirección del Concilio Provincial de 1582. El concilio, que

requiere de un gran preámbulo, trata de incorporar a la diócesis toledana algunas de las premisas

de Trento, que todavía no han sido adaptadas. Existió alguna reticencia previa por parte del

monarca a la celebración el Concilio, por temer que en su transcurso se tratasen temas ajenos a

las cuestiones eclesiásticas

294

 , lo que al final no ocurrió. En el mismo se dio cuerpo a la figura

de los seminarios y se acordó la publicación del nuevo calendario.  La aprobación posterior de

las actas conciliares por Gregorio XIII sufrió algunos retrasos, debidos a las correcciones

solicitadas por el Papa a las intervenciones administrativas del monarca. 

Quiroga, como ya se ha dicho, critica la aplicación de los estatutos de sangre, que se

imponen durante estos años, defendiendo así las tesis jesuíticas sobre este tema. Durante este

periodo aprovecha Quiroga para hacer reformas en iglesias y casas parroquiales y en su propio

cigarral, buscando un cierto sosiego en el alejamiento cortesano. Es ahora cuando el arzobispo,

quizá con el asesoramiento previo de Pedro de Ribadeneyra, planifica la obra en el convento de

Madrigal, donde están enterrados sus padres, que a la postre será su gran obra de patronazgo.



295

   M. Ortiz Aramín (ed.),  op.cit.   A. A. M., publicado por L. Represa de Partearroyo, op.cit, pp. 332-334.

153

“...Sobre las ocupaciones del Concilio, tuvo otras propias de tal prelado, en el año 82 dio a la



Compañía de Jesús 203 ducados para que empezaran a labrar en Talavera un colegio con la

advocación de Santa Leocadia. Después le compró varias posesiones y últimamente sus albaceas

le ayudaron con mano larga.

Acrecentó las capellanías de Santa Elena, en la iglesia de Toledo. Dio gran calor a la fundación

del Hospital General que se erigió en Toledo y la ayudó con grandes limosnas. El año de 1583,

fundó en Toledo otro colegio a la Compañía, con la advocación de San Eugenio, martir, la

erección fue a 28 de octubre.

En el mismo año (1584) a once de noviembre, hizo la jura el príncipe don Felipe, en manos del

Cardenal, quien le confirmó al mismo Príncipe, en la iglesia de San Gerónimo de Madrid....”

“...Por muerte de Gregorio XIII, que prohibió que ninguna mujer seglar, pudiera vivir en

convento de monjas; escogió el Cardenal el monasterio de San Torcuato de Toledo y junto a el

hizo un reclesorio, compadecido de muchas mujeres casadas, viudas y doncellas que quedaban

expuestas a la determinación pontificia, gastó 200 ducados y ordenó que las plazas fueran 24,

dejando la provisión y patronato a los Arzobispos y la visita al deán del Ayuntamiento y al prior

de San Agustín....”

295

.

Al regreso del monarca de Portugal en 1583, el poder de los Consejos y Secretarías queda



repartido entre un grupo de nuevos personajes, donde de alguna manera se establece un cambio

en el sistema de administración de Felipe II.  Mateo Vázquez sigue como secretario, asumiendo

los asuntos de Hacienda, Iglesia, Órdenes e Indias; el Conde Barajas preside el Consejo de

Castilla; el Conde de Chinchón los de Italia y Aragón; Cristóbal de Moura el de Portugal; Juan

de Idiáquez los asuntos militares y Juan de Zúñiga el Consejo de Estado. Va a aparecer la figura

del validamiento  como una persona o grupo de personas de la entera confianza del rey,

pertenecientes casi siempre a la aristocracia, en los que se delega todo el poder, especialmente

con los Austrias menores y que sustituyen a la clase letrada que de alguna manera representa

Quiroga. 

Cuando muere Granvela en 1586, Quiroga pasa a hacerse cargo del Consejo de Italia,

iniciándose un periodo de “rehabilitación” que durará hasta su muerte 8 años después. Durante

estos años el arzobispo toledano actuará al amparo del conde de Chinchón, uno de los hombres

fuertes de la nueva administración filipina. Tras el ataque del pirata Drake a la Bahía de Cádiz

en 1587, Quiroga ayudará al monarca económicamente en la ofensiva contra Inglaterra que se

organiza junto a Sixto V, con la Armada Invencible. Como arzobispo de Toledo se hace cargo

de la llegada de las reliquias de Santa Leocadia.

“...Año de 1587, fue grande para el Cardenal, por haberse cumplido en el, los grandes deseos

que siempre tuvo de traer a Toledo las reliquias de Santa Leocadia, su gran devota. En la

destrucción de España, fue conducida a Oviedo y desde allí el año 1080, el Conde de Hinao,

Balduino, que vino en romería a Santiago, la llevó y la colocó en la abadía de San Gislen del

Orden de San Benito a dos leguas de Mons. Aquí estuvieron estas reliquias hasta ocho de febrero

de 1583, en ese día la entregaron a Miguel Fernández, jesuita, natural de Mora, por mandato

de Felipe II. Como la Flandes y Alemania estaban infestadas de herejes, trajéronlas por Roma.

Cuatro se tardo en este viaje. Llegó a Toledo el 26 de abril de 1587 y fue colocado su cuerpo en


296

   M. Ortiz Aramín (ed.),  op.cit.  Documento del A. A. M., publicado por L. Represa de Partearroyo, op.cit, p.333.

297

   M. Ortiz Aramín (ed.),  op.cit. A. A. M., publicado por L. Represa de Partearroyo, op.cit, pp. 334-335.



154

un tabernáculo que estaba aderezado a la puerta de la Iglesia Colegial donde había sido

sepultado. Fue muchísimo el concurso, de Rey, la emperatriz María, la infanta doña Isabel,

muchos títulos de España e Italia y toda la corte católica. Se ordenó una solemnísima procesión

y conducían a la Santa a la Catedral ocho dignidades, colocándola en el Sagrario y en una arca

con cuatro llaves...”

296

.

En su labor como Inquisidor en estos últimos años aprueba nuevas censuras de libros y



actúa como mediador en las disputas entre las ramas carmelitas, ayudado por fray Luis de León,

que sobre estos años, anteriores a 1590, se encarga también de llevar a cabo para el cardenal las

obras que este había previsto en el convento agustino de Madrigal, donde ya había decidido ser

enterrado. También será fray Luis el encargado de la edición de las obras de Santa Teresa,

correspondiendo a Quiroga el frenar las acusaciones de alumbrismo vertidas por fray Alonso de

la Fuente.

Desde 1592, año en que redacta un primer testamento, su estado de salud se deteriora,

agravándose en el otoño de 1594 y muriendo de un derrame cerebral en la madrugada del 20 de

noviembre de 1594. Su entierro se celebró en Madrigal con gran solemnidad y el cuerpo fue

acompañado durante varias jornadas por un gran número de personas, provenientes de la Corte

y de su arzobispado toledano,  recibiendo sepultura en la iglesia de los agustinos extramuros,

junto a sus padres, si bien siete años  más tarde, acabada la iglesia del convento, cuya obra inició

Juan del Ribero al año siguiente de 1595, sus restos y los de sus progenitores descansarían en las

capillas laterales de la cabecera, en los sepulcros que para tal fin esculpió Alonso de Vallejo en

1602.

“...Estando enfermo del mal que murió, quiso visitarle el Rey, enviándole un recado por don

Cristóbal de Mora y respondió el Cardenal, que besaba sus pies por tan crecida merced, pero

que el necesitaba de actos de amor de Dios y de contrición, suplicando al Marqués, estorbase

la venida del Rey a su casa... El año antes de morir intentó retirarse, dejando todos los demás

negocios que le detenían en Madrid, lo que escribió al Rey, suplicándole encarecidamente, le

diese licencia para ello. Respondió el Rey de su mano, pidiéndole, no tratase de hacer ausencia

de su corte y oficios, cuanto  más lo había menester..

... A últimos de octubre, como a las dos y media de la noche, estando rezando Prima, le dio una



fuerte apoplegía; le sangraron cinco veces, volvió en si y pidió los Sacramentos, se confesó

generalmente con fray Juan de Castañeda, benedictino y recibió a Su Majestad, con mucha

devoción, ternura y lágrimas. Se agravó el mal con tanta prisa que a 20 de noviembre murió

como a las cuatro de la mañana.

En virtud de la facultad de testar que tenía, otorgó su testamento cerrado en Madrid a 27 de

noviembre de 1592... en el que dispuso de toda su hacienda a favor de los pobres, a obras pías

y a sus criados. En el discurso de su enfermedad, otorgó otro testamento y dos codicilos, dejando

toda su cuantiosa hacienda a disposición de sus testamentarios.

 

Mando que le enterrasen en Madrigal con sus padres. Su cuerpo fue acompañado de  más de mil

quinientas personas y le condujo el alcalde de corte, Ayala... Dotó el convento de Madrigal: dejó

a la villa, un aumento depósito de dos mil fanegas y cien ducados de renta para una cátedra de

gramática....”

 

297

.


298

   B. N. M., J. de la Higuera, Historia Eclesiástica de la Imperial ciudad de Toledocapítulo 22: Cosas del Cardenal



don Gaspar, su muerte y entierro. Elección del Archiduque, manuscrito 1293, f. 249 (1647). Dato facilitado por L. A. Portillo

Zaballos.

299

   Existe un retrato del cardenal Quiroga pintado por el Greco, que se conserva en la Galería Nacional de Londres.



Ver A. Vegué y Goldoni, “El cardenal Quiroga retratado por el Greco”, en Archivo Español de Arte y Arqueología, IV, 1928,

p.135-138.

300

   M. Ortiz Aramín (ed.),  op.cit.  Documento del A. A. M., publicado por L. Represa de Partearroyo, op.cit, p. 335.



301

   A. Herrera,  Boletín de la Real Academia de la Historia, Tomo XLVI, cuaderno V, 1995, p. 353-356.

155

Numerosa fue la comitiva que acompañó el cuerpo de Quiroga, desde Madrid a Madrigal.



La formaba un larga procesión de dos filas de personas a caballo, familiares con sus criados, 60

pajes, 40 religiosos, 40 miembros de la capilla de Toledo y un gran numero de personalidades

eclesiásticas y civiles entre los que se encontraban, aparte del obispo, el Alguacil Mayor de la

Inquisición, don Juan del Aguilar, el tesorero don Francisco Morejón, don Vigil de Quiñones,

de la Suprema, el Alcalde de Corte el licenciado Ayala etc., además de la carroza que portaba el

féretro, 8 “coches” y otros carros de avituallamiento, para un trayecto que partió el jueves 24 de

noviembre y llegó a Madrigal al anochecer del lunes siguiente día 28. El itinerario fue a través

de Aravaca, Torredolones, Guadarrama, El Espinar, hasta llegar a Arévalo donde fueron

recibidos por don Rodrigo de Santillán, que en esos días andaba ocupado en interrogar a la

sobrina del monarca doña Ana de Austria, agustina de Madrigal. Ese mismo día parten hacia esta

villa, entrando por la Puerta de Medina, donde son recibidos por el ayuntamiento y los frailes del

convento de agustinos, lugar en el cual se celebró, el miércoles día 30, un multitudinario funeral:



“(se) enterró el cuerpo con toda solemnidad, cerca del Altar Mayor, a la parte del Evangelio,

en una bóveda que se hizo de prestado, que se guarnecía toda de paños morados. A la mañana,

jueves, dijo la misa de pontificial el Obispo y predicó fray Juan de Arenas, fraile agustino. En

medio de la capilla (que) ha de ser entierro de Álvaro de Quiroga y de doña Elena, padres del

cardenal. Acabada la misa y sermón se dijo un responso..”

298

.

 



Del carácter de Quiroga conocemos algunas de sus facetas, en las que en un principio

aparece como un hombre ambicioso, quizá ávido de riquezas, y un tanto servil con los que

ostentan el poder (como ocurre con el propio monarca o con su secretario Mateo Vázquez en los

años de su “exilio” arzobispal). Sin embargo también hay que atribuirle una razonable

inteligencia, una voluntad conciliadora y un sentido de lealtad con sus ideas, con sus amigos y

con su familia, a la que ayudó a lo largo de toda su vida. Físicamente debió de ser un hombre

fuerte y austero,

299

 lo que le permitió vivir hasta los 84 años y excepto los tres últimos, al parecer

con buena salud.

“....el Cardenal era de buen cuerpo y disposición: rostro alegre y abultado: cabello y barba roja

y muy compuesta. Llano, afable y de buenas costumbres....Vivió con mucha salud, por ser de

complexión recia y comer templadamente. Ayunaba con rigor y solo hacía de colación una

tostada de pan. Bebía mucha agua de nieve...” 

300

.

De Quiroga se conserva también una medalla de bronce en el Museo Arqueológico



Nacional, de Pedro Ángelo, con su retrato en el anverso y su escudo de armas en el reverso

301

.


302

   F. Marías, "El cigarral toledano del cardenal Quiroga", en Goya, nº 154, Madrid, 1980, 216-222.

303

   Losa de mármol que se encuentra en la iglesia de agustinas de Madrigal, y que corresponde a un fragmento frontal



del sepulcro de Quiroga del escultor Alonso de Vallejo.

304


   A. H. N.,  Sección Clero, legajo 589, s.f. Registro desamortización legajo 18, carpeta nº 25.

156


El cardenal Quiroga, como muchos de los patrones y nobles que rodearon la corte de los

Austrias mayores, mostró una gran afición constructiva, no solo en el convento agustino de

Madrigal, su gran proyecto, sino en otras muchas obras en el ámbito de su arzobispado toledano,

tales como las del Sagrario y Sacristía de la catedral primada o el Colegio de Jesuitas de Toledo,

tradición entre los arzobispos que ya existía con sus antecesores, Cisneros y Tavera. Una obra

de la que se tienen escasos datos es la de su propio cigarral, que construyó Quiroga cerca de

Toledo, cuya traza se atribuye a Nicolás de Vergara y en cuyos jardines se trabaja en 1588 

302

.

Es en estos años de su “retiro” en el arzobispado toledano, entre 1580 y 1589, cuando se centra



en muchas de estas obras mencionadas, especialmente a raíz del regreso de Nicolás de Vergara

como maestro de obras del arzobispado en 1587, tras la desaparición de Diego de Alcántara. En

este sentido habría que estudiar un aspecto que se sale fuera del ámbito de este trabajo y es la

posible relación entre el retiro político de Quiroga en estos años y el que, entre 1582 y 1587,

sufre Nicolás de Vergara en la maestría de la catedral, donde al parecer está implicado Juan de

Herrera, protector de Alcántara, lo que situaría al arquitecto escurialense en una determinada

facción cortesana en el momento de concluir la basílica en junio de 1582.

Quiroga se implica en ayudar a jesuitas y agustinos. Si con los primeros el contacto

principal lo tiene en estos últimos años de su vida, con Pedro de Ribadeneyra, con los segundos

es a través de fray Luis, con el que mantiene su amistad después de los procesos inquisitoriales.

Esta relación se hace visible en la financiación de algunas obras, que en el caso de los agustinos

contempla, entre otras, el Monasterio de la Magdalena de Alcalá de Henares, o la casa refugio

para monjas seglares en San Torcuato de Toledo, si bien la obra principal en la que Quiroga

invierte su fortuna personal y en la que se implica personalmente en su patronazgo y donde elige

ser enterrado, es el convento agustino extramuros de Madrigal de las Altas Torres.



AQUÍ IACE EL ILLUSTRISSIMO Y REVERENDISSIMO SEÑOR DON GASPAR DE



QVIROGA PRESBITERO CARDENAL DE LA SANTA IGLESIA DE ROMA TITULO

DE SANTA BALBINA NATURAL DE LA NOBLE VILLA DE MADRIGAL COLEGIAL

DEL COLEGIO MAYOR DE SAN SALVADOR DE OVIEDO DE SALAMANCA Y

DESPVES DEL INSIGNE DE SANTA CRVZ DE VALLADOLID CANONIGO DE

TOLEDO DEAN DE LEON AVDITOR DE ROTA DEL CONSEJO DE JUSTICIA DEL

REY DON FELIPE EL PRVDENTE SEGVNDO DESTE NOMBRE Y DEL SVPREMO

DE LA SANTA GENERAL INQVISICION PRESIDENTE DEL DE ITALIA OBISPO DE

CUENCA INQVISIDOR APOSTOLICO GENERAL EN TODOS LOS REYNOS Y

SEÑORIOS DE SV MAGESTAD DE SV CONSEJO DE ESTADO ARÇOBISPO DE

TOLEDO PRIMADO DE LAS ESPAÑAS FALLECIO DE NOVENTA Y CUATRO AÑOS

A VEINTE DE NOVIEMBRE DE MDXCIIII DEXO TODA SV HACIENDA A

DISPOSICIÓN DE SVS TESTAMENTARIOS PARA OBRAS PIAS

” 

303

.

En su día se hizo una petición del cura y capellanes de la Iglesia de Santa María de



Madrigal ante la justicia real de la villa y en virtud de una requisitoria librada en Madrid por la

cual se hace constar, con testigos de vida, que el señor cardenal Quiroga y sus padres fueron

parroquianos de dicha iglesia y “...

dicho señor cardenal bautizado en ella

” 

304

.


304

  Como se verá mas adelante,  la cantidad estimada que se invierte en las obras del convento de Madrigal, derivada

de las rentas y herencia de Quiroga,  pudo superar los 150.000 ducados.

305


   Ayudo económicamente a los siguientes: Albergue de Santa Isabel de Madrid,  Colegio de Santa Cruz de

Valladolid, Refugio de San Torcuato en Toledo, Monasterio de agustinas de Alcalá de Henares, Colegios de jesuitas de Toledo

y Talavera, Iglesias de Salamanca y Talavera etc.

306


   Que moriría en junio de este mismo año.

307


   Esta exigua cantidad de 12.000 mrs.  para la Capilla Mayor parece indicar más una obra de acondicionamiento

que de nueva  construcción.

157

1.3.3

 D. Gaspar de Quiroga patrón del convento de Madrigal. El primer Tratado.

La intervención de Quiroga en el convento de Madrigal fue de tal envergadura  que se

puede hablar de un antes y un después de su patrocinio, el cual afectó a numerosos aspectos de

la vida conventual y evidentemente a su arquitectura, sustituyendo un conjunto de sobrias

edificaciones medievales reformadas y ampliadas en el siglo XVI, por otro unitario de carácter

clasicista y traza monumental.

Estas obras que se llevaron a cabo con los recursos de Quiroga se estructuran en tres

tratados, fundaciones o convenios que se firman con el convento de agustinos, cuyo estudio

intercalamos cronológicamente en este texto. El primero de ellos, en 1590, todavía en vida de

Quiroga y los otros dos en 1610 y 1626 (recordemos el fallecimiento del arzobispo en 1594), los

establece el convento con sus testamentarios, a través de las Buenas Memorias que dejó

establecidas en su testamento y tras el expolio de su herencia. Su enorme fortuna personal fue

disputada y finalmente repartida entre la Cámara Apostólica, el Monarca y los albaceas, que

canalizaron su parte para diversas obras pías y principalmente para la reedificación del convento,

tal como había sido voluntad en vida del cardenal 

304

.

La voluntad de Quiroga de establecer su patronazgo en Madrigal y dado que tuvo



oportunidad de hacerlo sobre otros lugares e instituciones 

305

, se debió no solamente al hecho de

ser natural de esa villa o tener en ella enterrados a sus padres, sino que también  debieron confluir

razones, como el estar apartado del ámbito cortesano, del que Quiroga en los últimos años se vio

relegado y probablemente también la ayuda que sus amigos agustinos le debieron solicitar para

las obras del convento, pues hace  más de 40 años que los agustinos han llegado a Madrigal,

después que se les cediese el convento por mediación de Santo Tomás de Villanueva y hasta la

fecha las obra planeadas por fray Alonso no han avanzado mucho por falta de recursos. No

obstante aparte de las rentas de Quiroga,  que por medio de los tratados se aplican al convento

de Madrigal, el cardenal apoyó económicamente a determinadas instituciones con las que había

mantenido alguna relación especial desde su arzobispado toledano, tales como los colegios de

jesuitas de Talavera y Toledo, el refugio de San Torcuato y el albergue de Santa Isabel.

Ya en  1545, en la época en que Quiroga era vicario General de Alcalá, nombrado por el

cardenal Tavera 



306

 y ocupando un canonicato en Toledo, otorga una ayuda económica al

convento de 168.000 maravedís para que fuesen puestos a censo, así como de 12.000 mrs. para

la capilla mayor



307

, con la condición de poder ser enterrado en dicha capilla. También se

menciona que hace entrega de su biblioteca, que pensamos se refiere a cierta aportación de libros

al recién creado monasterio, más que sea una herencia a título póstumo. En el año de 1554 hemos

visto en el Libro de los Provinciales como la biblioteca del convento esta ya en uso, advirtiendo


308

   A. H. N.,  Sección CLERO , legajo 589,  carpeta 18, nº 1.

309

   H. Pizarro Llorente Henar, op.cit, p. 26.



310

    En:  A. P. A. C., Libro de Protocolos que se contienen en este archivo del convento de N. P. S. Agustín de la villa



de Madrigal, p. 3 vº.

311


   En:  A. P. A. C., Libro de Protocolos que se contienen en este archivo del convento de N. P. S. Agustín de la villa

de Madrigal, p. 4.

158


sobre la devolución de los libros prestados. Vemos pues que Quiroga, desde los primeros años

de sus andadura pública, ya tiene en mente convertirse en  benefactor de los agustinos de

Madrigal e intervenir en la mejora y adecentamiento del convento. 

“...Es una carta original, su fecha de 11 de enero de 1545 del sr. cardenal D. Gaspar de Quiroga

por la que remite 168.000 mrs. para que se pongan a censo y 12.000 para la capilla mayor y en

esta carta hace donación al convento de su librería sin  más carga que el que en la expresada

capilla se enterrasen el y sus descendientes....”

 


Download 3.97 Mb.

Do'stlaringiz bilan baham:
1   ...   17   18   19   20   21   22   23   24   ...   70




Ma'lumotlar bazasi mualliflik huquqi bilan himoyalangan ©fayllar.org 2024
ma'muriyatiga murojaat qiling