Tesis doctoral
Download 3.97 Mb. Pdf ko'rish
|
- Bu sahifa navigatsiya:
- 23. Retrato del Cardenal Arzobispo de Toledo D. Gaspar de Quiroga 274
- 1.3.2 Quiroga y la Corte de Felipe II.
267 . El tamaño del convento no debía de ser grande cuando el provincial de 1580 ordena que no se reciban novicios en el convento por ser las “casas pequeñas”. Parece pues evidente que son los mismos agustinos los que tienen en mente las limitaciones espaciales del edificio actual. “... Lo que yo Esteban Sánchez, provincial de la orden de N.P. S. Augustín de esta provincia de Hespaña, hallo de necesario mandar para el servicio de Nuestro Señor y buen gobierno deste nuestro convento de Nuestro Padre Sancto Augustín de la villa de Madrigal extramuros después de lo aver visitado, es lo siguiente: Primeramente ante la neçesidad de misas que tiene el dicho convento y que no es raçón que cada religioso resciba y de misas a su voluntad. Mando en virtud de santa obediencia y sopena de excomunión la [...] a todos los religiosos del dicho convento que no resçiban misa alguna ni la den a ninguna persona ni convento sino fuere para el suyo propio y las que ansí resçibieren las den dentro de veinte y quatro horas si las resçibiere en casa y si fuera en llegando a casa a los padres priores o sacristán a los quales mando solas [...] censuras no den misa alguna sin mi liçençia. Y porque en casa pequeñas no pueden bien criarse los novicios mando en virtud de santa obediencia que no se reciba novicio alguno en este dicho monasterio. Y en lo que toca al santo oficio...... porque es raçón aunque en las casa pequeñas no se puede hacer como debe se haga como puede que aviendo seis frayles en casa cada día que los oviere se canten vísperas, y aviendo cinco se cante misa mayor y maytines se digan siempre a prima noche y nunca se de/ guarden para la mañana sino fuere con mucha necesidad y a la prima se tañan siempre sus signos. Ytem porque las cosas propias que pasan en casa no conviene que se sepan fuera, mando en virtud de santa obediencia que cosa alguna que pasare dentro en casa no se diga a seculares ni en la dicha casa a frayle ni monja. Y porque los religiosos aunque en el campo anochecido no parescen bien fuera de casa, mando que todos se recojan antes que anochezca quando salieran al campo después de cenar (de noche se recojan en casa). Ytem porque es raçón que no use ningún religioso de las licencias que yo tengo dadas para librar con las religiosas sin que lo sepa el padre prior porque no pasen las veçes que están dadas por mi, mando en virtud de santa obediencia que ningún religioso que tiene alguna liçencia mía para librar con las dichas religiosas use della sin dar cada vez cuenta dello al padre prior y quiero que no les valga de una suerte y queden obligados a las censuras de nuestros mandamientos. Y porque las tierras no se den ninguna, mando en virtud de santa obediencia que dentro de un año se apeen todas las tierras del convento. Dada en Madrigal a ocho de agosto de 1580. Esteban Sánchez. Provincial ...” (firma)
.
269 De 1575 es una escritura de censo redimible que en favor del prior y convento impusieron Andrés Conde, vecino del Villar de Matacabras como principal y Cristóbal Bercial y Pedro Gutiérrez como sus fiadores. (En 1648, el convento se queda con unas tierras y viñas de las garantías del censo anterior). De 1581 es una carta de venta y nueva constitución de un censo a favor del monasterio por valor de ocho mil reales y de 1584 es otra carta de fundación de censo a favor del convento por valor de 300 reales anuales. 270 La caída de Antonio Pérez, con el que le unía amistad, afectó a Quiroga, que se vio desplazado de las élites de poder. 140
Durante estos años hay una especial preocupación por parte de priores y provinciales de disponer de medios económicos 269 , quizá para llevar a cabo las obras de fray Alonso de Madrid. En los años 1563 y 1566 se ordena por parte de los provinciales que se apeen todas las heredades del convento, al objeto de optimizar sus rentas. Es la falta de recursos lo que probablemente condicione el no poder acometer, mejor el no poder obra de tanta envergadura. Ademas entre 1545 y 1585 otros muchos aspectos han cambiado, no solo en la nueva espiritualidad dominante tras el Concilio de Trento, sino en otros ámbitos sociales y culturales y entre ellos la concepción de la arquitectura, que tras El Escorial se ha hecho clasicista. Este cambio de registro se materializa con la intervención del entonces cardenal y arzobispo de Toledo D. Gaspar de Quiroga, el cual ya había manifestado con anterioridad su interés por este convento y que será, con su enorme fortuna personal, el que proporcione la ayuda que necesitaban los frailes. Quiroga al final de esta década de los años ochenta, que pasó “desterrado”
en su
arzobispado toledano, sabemos que abordó numerosas obras y proyectos y entre ellos, no cabe duda que el del convento de Madrigal lo concibió de forma especial, como su propio mausoleo y el de su familia, en una época en la que ya se acercaba a los ochenta años. El que durante más de cuatro décadas había sido una figura eficaz del aparato administrativo y político de los Austrias, pasó a convertirse en el Patrón del convento y a concebir un nuevo y grandioso edificio, ayudado por un viejo conocido suyo: el agustino fray Luis de León. 271 M. Gómez Moreno, Catálogo monumental de la provincia de Ávila, Ávila, Institución Gran Duque de Alba - Ministerio de Cultura, 1983. pp. 274-275. 272
Este es el caso de Magdalena de Ulloa, en la colegiata de Villagarcía de Campos en concordancia con los jesuitas, o el de los Marqueses de Barajas y el convento franciscano de dicha villa, en el último cuarto del siglo XVI. 273 Las monjas se trasladan hacia 1527 al nuevo convento en las casas de Juan II y la fundación de los agustinos sobre el antiguo edificio extramuros parece ser de 1541. 141
1.3 El Cardenal Quiroga y el patronazgo del convento de Madrigal. “En el último tercio del mismo siglo, la munificencia de un hijo ilustre de Madrigal, D. Gaspar de Quiroga, cardenal y arzobispo de Toledo, se explayó en este convento, reedificándose sobre un plan grandioso y con suntuosidad. Es probable que su arquitecto fuese Nicolás de Vergara, el mozo, adicto a las sequedades de Herrera; y ya estaría terminado en 1591, cuando Fr. Luis de León halló la muerte en él, a 23 de Agosto, con ocasión de haber venido a Capítulo de la orden. Aún señalan como su celda un departamento, sobre el costado izquierdo del presbiterio de la iglesia. El espléndido patrono se labró su sepulcro en esta, juntamente con la de sus padres; pero vino la exclaustración y con ella el despojo, ruina y abandono de lo que tanto merecía respetarse. Los huesos del cardenal se llevaron, con su epitafio, al convento de monjas; pero los fragmentos de su estatua yacieron por muchos años tirados entre los escombros de la hundida iglesia: del retablo no quedó más que las imágenes susodichas y los cuadros de Pantoja, Carvajal y Juan de Haro, están perdidos si no es que fenecieron también.” 271 .
1.3.1 Preámbulo de una relación de intereses.
D. Gaspar de Quiroga, natural de Madrigal, es uno de los personajes fundamentales de la política en torno a la monarquía española de la segunda mitad del siglo XVI. Quiroga, que era arzobispo de Toledo e Inquisidor General con Felipe II y una de las figuras más influyentes durante su reinado, volvió la mirada hacia su villa natal en el ocaso de su vida. En esta época de contrarreformismo y exaltación de la religiosidad, fue habitual que muchas familias nobles y prohombres eclesiásticos erigiesen capillas, conventos o iglesias o financiasen a instituciones y órdenes religiosas, casi siempre a cambio de contraprestaciones de tipo espiritual
. La relación de Quiroga con jesuitas y agustinos siempre fue fluida, especialmente con su forma de pensamiento, al igual que con el Carmelo reformado, tal y como veremos en el apartado siguiente. La elección de la iglesia y convento de los agustinos de Madrigal para erigir su mausoleo, no cabe duda que vino determinada por su origen madrigalense, por su antigua relación con el convento agustino al que ayudó prácticamente desde que se instalaron los frailes en 1541
y también por su afinidad con fray Luis, que quizá fuese la persona que le anima a acometer el patronazgo sobre el convento. A la muerte de sus padres, D. Álvaro Quiroga y Dñª. Elena Muñoz Vela, se les enterró en la cabecera o “capilla mayor” de la iglesia agustina, surgiendo quizá en este momento la idea inicial de levantar una nueva iglesia, que acogiera sus enterramientos y el del propio Quiroga. Con el devenir de los años, y quizá gracias al interés de fray Luis, se convirtió en un nuevo
274 Retrato de 1594 pintado por Luis de Velasco, que se conserva en la Sala Capitular de la Catedral de Toledo. 142 trazado de la totalidad del convento, si bien el desarrollo de tan ambicioso plan no se iniciaría hasta después de la muerte del arzobispo, a través de sus testamentarios y de las Buenas Memorias, financiado mediante parte de los recursos derivados de la tercera parte de su fortuna personal, tal como se repartió su herencia tras muy prolongado expolio. Falta por saber si fueron los agustinos los que aprovecharon el interés mostrado por Quiroga en el mecenazgo del convento para plantear esta obra general, o si bien fue el propio cardenal de Toledo el que propuso la traza que acompañase el digno enterramiento de sus padres y de él mismo en lo que será la nueva iglesia. En todo caso, la intervención de D. Gaspar de Quiroga en el devenir del convento de Madrigal fue decisiva, realizándose la totalidad de la futura obra clasicista con su patrocinio, una vez que el mismo Cardenal falleciese el 20 de noviembre de 1594. 23. Retrato del Cardenal Arzobispo de Toledo D. Gaspar de Quiroga 274
275 H. Pizarro Llorente, Un gran patrón en la corte de Felipe II, D. Gaspar de Quiroga, Universidad Pontificia de Comillas, Madrid, 2005, p. 21. 276
O. Velayos Zurdo Óscar, Vasco de Quiroga: Olvido y glorificación, Ávila, Institución Gran Duque de Alba- Ayuntamiento de Madrigal, 1992. 277 Agustina, casada con D. Alonso de Guzmán, será de la que descienda la línea del patronazgo que dejó instituido el cardenal. 143
1.3.2 Quiroga y la Corte de Felipe II. Dada la importancia que a la postre tuvo el cardenal Quiroga en el proyecto y desarrollo del convento madrigalense, situamos algunos aspectos de su carrera cortesana para analizar posteriormente su implicación y patronazgo del convento. El primer punto nos servirá también para situar algunas referencias que ayuden al entendimiento del pensamiento social, religioso y político de la segunda mitad del siglo XVI, por cuanto son aspectos que están implícitos en la evolución conventual; no tan solo en la propia arquitectura del edificio, que se transformará bajo las nuevas premisas herrerianas y clasicistas, sino en la reorganización en el ámbito doctrinal y monástico, emanado del cambio de sensibilidad religiosa tras el concilio de Trento. Hay que situar a la familia Quiroga en Madrigal en el primer cuarto del siglo XV y al igual que otras familias, pertenecientes a la clase letrada al servicio de la monarquía (hoy equiparables a una clase media), acompañarían a la Corte itinerante, en este caso de Juan II. Este monarca, como hemos visto, contrae segundas nupcias con Isabel de Portugal, de la que nacerá la reina Católica. Asistimos a la asunción por parte de esta nueva clase de letrados de algunas de las labores que anteriormente desarrollaba la nobleza, en un proceso en el que se está gestando un incipiente ordenamiento jurídico de alguna forma independiente de la Casa Real. Los antepasados de la familia Quiroga estuvieron relacionados con la Orden de San Juan de Jerusalén 275 , tomando partido por la causa de Isabel y fueron componentes de una hidalguía pobre castellana, al servicio siempre de la Monarquía. Destaca la figura de Gonzalo de Quiroga, que muere en defensa de la Isla de Rodas en 1456, bajo la bandera de Juan II. El sobrino de Gonzalo, Vasco Vázquez de Quiroga, se instala en Madrigal plaza de la Corte del monarca, proveniente de la Galicia natal de donde eran oriundos los Quiroga. Vasco, abuelo de Gaspar, se casa en Madrigal con María Alonso de la Cárcel, que aporta su mayorazgo y tienen tres hijos: Álvaro, que será el padre del futuro cardenal, Constanza y Vasco que llegará a ser obispo de Michoacán
.
Álvaro, regidor de Bercial de Zapardiel, se casa con Elena Muñoz Vela, con la que tiene nueve hijos : Rodrigo, Juan (secretario de D. Juan de Austria), Vasco, María, Isabel (agustina en Madrigal,1512), Gaspar, Juana Ángela (agustina en el mismo convento,1537), Constanza y Agustina 277 . Hemos visto como el convento de agustinas de Madrigal había recogido, desde que en 1438, se establece la Observancia de la Orden, muchas hijas de la nobleza, así como algunas hijas bastardas de monarcas y principales del reino, entre otras las hijas naturales de Fernando el Católico, María y María Esperanza, que llegaron a ser prioras del convento de agustinas. Precisamente estas dos hijas del rey Católico habrían de entrar en el convento de Madrigal bajo la tutela de D. Álvaro de Quiroga, padre de Gaspar. En este sentido la familia de los Quiroga, al igual que la Corona, apoyaron la reforma en las órdenes monásticas. 278 Algunos autores dan el 13 de enero de1512. 279 H. Pizarro Llorente Henar, op. cit., p. 49-95. 144 Aunque se desconoce con exactitud, la fecha más probable del nacimiento de D. Gaspar de Quiroga es la de 1509
. De su infancia en Madrigal se sabe que fue paje de Juana la Loca, la que al parecer le ayudo a emprender sus estudios en Salamanca. Estos los inicia en el Colegio de San Salvador de Oviedo, donde se gradúa bachiller en 1532. En 1536, al segundo intento, consigue ingresar en el Colegio de Santa Cruz de Valladolid, graduándose posteriormente en la licenciatura de Cánones y ocupando en 1538 la cátedra de Vísperas. El papel de los colegios mayores, como formadores de las élites que absorberá la nueva administración de los Austrias, marca también la lucha entre facciones cortesanas asociadas, a las pugnas entre colegiales de distintos centros (Santa Cruz versus San Bartolomé). Quiroga permanece en Valladolid, compaginando sus estudios con el trabajo en la Chancillería, hasta 1540 en que el cardenal arzobispo de Toledo, Juan Tavera, le nombra Vicario General de Alcalá, con el apoyo de su tío Vasco y su hermano Rodrigo. Quiroga inicia de esta manera su carrera en los estamentos administrativos de poder al servicio de la monarquía, que representaban los letrados provenientes de los Colegios Mayores. Con Tavera fue maestreescuela de Alcalá y obtuvo un canonicato en Toledo, poco antes de que muriera el cardenal. De estos años son sus primeros contactos con la Compañía de Jesús, a través de Pedro Fabro en su viaje por España. Esta relación con los jesuitas, que se incrementaría con los contactos personales posteriores con Ignacio de Loyola en su viaje a Roma, influyeron en su pensamiento sobre la espiritualidad reformadora y más cercana a la mística que a la escolástica tradicional, lo que le hizo a lo largo de su trayectoria ser defensor de las tesis jesuitas, agustinas y carmelitas frente a las de domínicos y jerónimos, en las pugnas que surgieron, principalmente en la universidades, tras el concilio de Trento. El enfrentamiento con los colegiales de San Ildefonso de la universidad de Alcalá, motivó su primer viaje a Roma para rendir cuenta al Papa. No fue hasta la muerte de Tavera en 1545, cuando tuvo que emprender viaje para solicitar la absolución de Paulo III, la cual consiguió, al parecer por mediación de la Compañía de Jesús, ayudándole también los jesuitas en torno a los problemas surgidos en la provisión de su canonicato toledano. A su vuelta encontró que tanto la muerte de Tavera como la posterior de Francisco Cobos, había trastocado las relaciones de poder en torno a la Corte, con el predominio de Fernando Valdés y sus allegados, contrarios a la política de los anteriores. Con el nuevo arzobispo Juan Martínez Silicio, Quiroga colaboró en la elaboración de los nuevos estatutos de limpieza de sangre de la catedral toledana, a pesar de sus divergencias ideológicas en esta materia
. Los nuevos tiempos que corren por Europa antes del concilio de Trento, con el surgimiento del protestantismo, reavivan la ortodoxia eclesiástica, que en el caso de España adquiere un rasgo más complejo en la coexistencia de sus minorías étnicas, especialmente la judía, que aun con altibajos, ha ido instalando sus esferas de influencia económica y social, especialmente en el ámbito municipal. El Tribunal de la Inquisición resurge al servicio de los cristianos “viejos”.
280 M. Ortiz Aramín (ed.), Memorias del cardenal D. Gaspar de Quiroga, Toledo, 1621. Documento del A. A. M., publicado por L. Represa de Partearroyo, Madrigal del Cid y de la Reina, CSIC, 1968, p. 328. 281
H. Pizarro Llorente, op.cit., p.104-105. 282
M. Ortiz Aramín (ed.), op.cit. Documento del A. A. M., publicado por L. Represa de Partearroyo, op.cit, p. 328. 145
Esta relación conflictiva, la mayoría de las veces, con Silicio concluye cuando es nombrado Quiroga por el príncipe Felipe, en 1554, auditor del Tribunal de la Rota romana. El príncipe había conocido a Quiroga en su viaje a Toledo, poco ante de embarcarse en La Coruña para su boda con María Tudor de Inglaterra. “...Salió de Toledo para Roma en uno de abril de 1555 y se embarcó en Alicante a 24 de abril. Caminando a Roma desde Florencia fue preso por los franceses cerca de Orbieto con dos criados y le robaron su recámara, ropa y dineros. Entró en Roma a 12 de junio y a uno de octubre comenzó a servir el oficio en la Rota, Le acarició mucho el Papa Paulo IV, quien le tenía afición desde que estuvo la otra vez en Roma. Todo el tiempo que duró la guerra que movió el Papa al Rey Católico, por el reino de Nápoles, estuvo en Roma y se portó tan cuerdamente que no cayó en desgracia del Papa, sino que le dio el decanato de León y otros beneficios...” 280 La campaña en Italia de Quiroga tuvo dos fases. El periodo romano de 1555 a 1559, como auditor del Sacro Tribunal y la “visita” al reino de Nápoles, por encargo del monarca, de 1559 a 1564. El nombramiento de Giampetro Carafa como nuevo Papa, Paulo IV, en 1555 y su posicionamiento con el monarca francés Enrique II, chocan con los intereses del rey Felipe II, que tras las batallas de San Quintín (1557) y Gravelinas (1558) inician un periodo de mejor entendimiento. Sin embargo la relación de Quiroga con el nuevo pontífice fue cordial, tanto por su conocimiento previo, durante el primer viaje a Roma de Quiroga, como por las buenas relaciones de ambos con los jesuitas
. Durante su estancia en Roma sacó adelante los estatutos de limpieza de sangre, bajo la directriz del Papa, si bien años más tarde, como Inquisidor General defendió la reforma que limitaba esta reglamentación. Estuvo en contacto permanente con San Ignacio, hasta el momento mismo de su muerte, siendo estos años en los que Quiroga entra en la esfera de influencia del grupo ebolista entorno a Ruy Gómez de Silva. El Papa mantuvo en todo momento una cordial relación con Quiroga, favoreciendo sus intereses. “...Murió a esta sazón don Gutiérrez de Vargas, obispo de Plasencia y su vacante, codiciada de muchos, por los beneficios y piezas de su provisión, la dio al doctor Quiroga, sin embargo, que la solicitaba el Cardenal Pacheco, respondiendo el Papa al papel que le presentó Quiroga; “qui nogat exandiatur”, entonces consiguió de Su Santidad, la confirmación del estado de limpieza. Entre los papeles de Paulo IV, que murió a 18 de agosto de 1559, se encontró una memoria de los que quería hacer Cardenales en las témporas de septiembre y entre ellos se contaba a Quiroga...” 282 De las Visitas Generales ordenadas por el monarca en 1559 sobre los reinos y posesiones de Italia, Quiroga se hizo cargo de la de Nápoles, que duró hasta 1563. Estas se establecieron al objeto de reorganizar administrativa y fiscalmente los órganos de control territorial, tanto por el cambio de monarca, como por la creación del Consejo de Italia, desgajado del Consejo de Estado, en la nueva administración de Felipe II. La gestión de Quiroga fue eficiente, manteniendo una correspondencia fluida con el monarca y adquiriendo una experiencia de la política italiana
283 M. Ortiz Aramín (ed.), op.cit. Documento del A. A. M., publicado por L. Represa de Partearroyo, op.cit, p. 328. 146 que le permitió a su vuelta aspirar a cargos de mayor relevancia. Esta vuelta de Quiroga coincide con la conclusión del Concilio de Trento, del que se mantuvo ausente. “...En el año de 1559, le encomendó Felipe II, la visita del reino de Nápoles y de todas las provincias con todas las facultades. Entró en Nápoles día 11 de noviembre y gastó en esta visita cuatro años y un mes , volvió de esta comisión, embarcándose en Génova en el buque que venían los archiduques Rodolfo y Ernesto, los hijos de Maximiliano y llegó a Barcelona a 17 de marzo de 1564. Acompañó al rey que estaba en esta ciudad a Valencia y de allí a Madrid, en donde se vio la visita cuidadosamente, quedando el rey satisfecho de su entereza y justificación, Diole en recompensa una plaza del Supremo Consejo de Justicia, con la de la Santa General Inquisición a 27 de noviembre de 1565 y al año siguiente le encargó la visita del convento de cruzada: en el mismo año y a 17 de mayo le dio ochocientos ducados de pensión sobre el obispado e Canaria. El año de 1567, le confió la Presidencia de Italia con los veinte ducados de gages ordinarios, por asunto al gobierno del Principado e Cataluña de don Diego Hurtado de Mendoza, Duque de Francavilla y tomó posesión a fin de julio de 1567...” Download 3.97 Mb. Do'stlaringiz bilan baham: |
ma'muriyatiga murojaat qiling