Tesis doctoral
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- 1.3.3 D. Gaspar de Quiroga patrón del convento de Madrigal. El primer Tratado.
293 . La gripe del “catarro” de 1580 acaba con la vida de la reina y será Quiroga quien se encargue del entierro. En estos años de “exilio” arzobispal Quiroga se encarga del Sínodo Diocesano de 1580 donde se desarrollan las constituciones para la cristianización de los moriscos y especialmente de la preparación y dirección del Concilio Provincial de 1582. El concilio, que requiere de un gran preámbulo, trata de incorporar a la diócesis toledana algunas de las premisas de Trento, que todavía no han sido adaptadas. Existió alguna reticencia previa por parte del monarca a la celebración el Concilio, por temer que en su transcurso se tratasen temas ajenos a las cuestiones eclesiásticas
de los seminarios y se acordó la publicación del nuevo calendario. La aprobación posterior de las actas conciliares por Gregorio XIII sufrió algunos retrasos, debidos a las correcciones solicitadas por el Papa a las intervenciones administrativas del monarca. Quiroga, como ya se ha dicho, critica la aplicación de los estatutos de sangre, que se imponen durante estos años, defendiendo así las tesis jesuíticas sobre este tema. Durante este periodo aprovecha Quiroga para hacer reformas en iglesias y casas parroquiales y en su propio cigarral, buscando un cierto sosiego en el alejamiento cortesano. Es ahora cuando el arzobispo, quizá con el asesoramiento previo de Pedro de Ribadeneyra, planifica la obra en el convento de Madrigal, donde están enterrados sus padres, que a la postre será su gran obra de patronazgo. 295 M. Ortiz Aramín (ed.), op.cit. A. A. M., publicado por L. Represa de Partearroyo, op.cit, pp. 332-334. 153 “...Sobre las ocupaciones del Concilio, tuvo otras propias de tal prelado, en el año 82 dio a la Compañía de Jesús 203 ducados para que empezaran a labrar en Talavera un colegio con la advocación de Santa Leocadia. Después le compró varias posesiones y últimamente sus albaceas le ayudaron con mano larga. Acrecentó las capellanías de Santa Elena, en la iglesia de Toledo. Dio gran calor a la fundación del Hospital General que se erigió en Toledo y la ayudó con grandes limosnas. El año de 1583, fundó en Toledo otro colegio a la Compañía, con la advocación de San Eugenio, martir, la erección fue a 28 de octubre. En el mismo año (1584) a once de noviembre, hizo la jura el príncipe don Felipe, en manos del Cardenal, quien le confirmó al mismo Príncipe, en la iglesia de San Gerónimo de Madrid....” “...Por muerte de Gregorio XIII, que prohibió que ninguna mujer seglar, pudiera vivir en convento de monjas; escogió el Cardenal el monasterio de San Torcuato de Toledo y junto a el hizo un reclesorio, compadecido de muchas mujeres casadas, viudas y doncellas que quedaban expuestas a la determinación pontificia, gastó 200 ducados y ordenó que las plazas fueran 24, dejando la provisión y patronato a los Arzobispos y la visita al deán del Ayuntamiento y al prior de San Agustín....” 295 . Al regreso del monarca de Portugal en 1583, el poder de los Consejos y Secretarías queda repartido entre un grupo de nuevos personajes, donde de alguna manera se establece un cambio en el sistema de administración de Felipe II. Mateo Vázquez sigue como secretario, asumiendo los asuntos de Hacienda, Iglesia, Órdenes e Indias; el Conde Barajas preside el Consejo de Castilla; el Conde de Chinchón los de Italia y Aragón; Cristóbal de Moura el de Portugal; Juan de Idiáquez los asuntos militares y Juan de Zúñiga el Consejo de Estado. Va a aparecer la figura del validamiento como una persona o grupo de personas de la entera confianza del rey, pertenecientes casi siempre a la aristocracia, en los que se delega todo el poder, especialmente con los Austrias menores y que sustituyen a la clase letrada que de alguna manera representa Quiroga. Cuando muere Granvela en 1586, Quiroga pasa a hacerse cargo del Consejo de Italia, iniciándose un periodo de “rehabilitación” que durará hasta su muerte 8 años después. Durante estos años el arzobispo toledano actuará al amparo del conde de Chinchón, uno de los hombres fuertes de la nueva administración filipina. Tras el ataque del pirata Drake a la Bahía de Cádiz en 1587, Quiroga ayudará al monarca económicamente en la ofensiva contra Inglaterra que se organiza junto a Sixto V, con la Armada Invencible. Como arzobispo de Toledo se hace cargo de la llegada de las reliquias de Santa Leocadia. “...Año de 1587, fue grande para el Cardenal, por haberse cumplido en el, los grandes deseos
296 M. Ortiz Aramín (ed.), op.cit. Documento del A. A. M., publicado por L. Represa de Partearroyo, op.cit, p.333. 297 M. Ortiz Aramín (ed.), op.cit. A. A. M., publicado por L. Represa de Partearroyo, op.cit, pp. 334-335. 154 un tabernáculo que estaba aderezado a la puerta de la Iglesia Colegial donde había sido sepultado. Fue muchísimo el concurso, de Rey, la emperatriz María, la infanta doña Isabel, muchos títulos de España e Italia y toda la corte católica. Se ordenó una solemnísima procesión y conducían a la Santa a la Catedral ocho dignidades, colocándola en el Sagrario y en una arca con cuatro llaves...” 296 . En su labor como Inquisidor en estos últimos años aprueba nuevas censuras de libros y actúa como mediador en las disputas entre las ramas carmelitas, ayudado por fray Luis de León, que sobre estos años, anteriores a 1590, se encarga también de llevar a cabo para el cardenal las obras que este había previsto en el convento agustino de Madrigal, donde ya había decidido ser enterrado. También será fray Luis el encargado de la edición de las obras de Santa Teresa, correspondiendo a Quiroga el frenar las acusaciones de alumbrismo vertidas por fray Alonso de la Fuente. Desde 1592, año en que redacta un primer testamento, su estado de salud se deteriora, agravándose en el otoño de 1594 y muriendo de un derrame cerebral en la madrugada del 20 de noviembre de 1594. Su entierro se celebró en Madrigal con gran solemnidad y el cuerpo fue acompañado durante varias jornadas por un gran número de personas, provenientes de la Corte y de su arzobispado toledano, recibiendo sepultura en la iglesia de los agustinos extramuros, junto a sus padres, si bien siete años más tarde, acabada la iglesia del convento, cuya obra inició Juan del Ribero al año siguiente de 1595, sus restos y los de sus progenitores descansarían en las capillas laterales de la cabecera, en los sepulcros que para tal fin esculpió Alonso de Vallejo en 1602.
... A últimos de octubre, como a las dos y media de la noche, estando rezando Prima, le dio una fuerte apoplegía; le sangraron cinco veces, volvió en si y pidió los Sacramentos, se confesó generalmente con fray Juan de Castañeda, benedictino y recibió a Su Majestad, con mucha devoción, ternura y lágrimas. Se agravó el mal con tanta prisa que a 20 de noviembre murió como a las cuatro de la mañana. En virtud de la facultad de testar que tenía, otorgó su testamento cerrado en Madrid a 27 de noviembre de 1592... en el que dispuso de toda su hacienda a favor de los pobres, a obras pías y a sus criados. En el discurso de su enfermedad, otorgó otro testamento y dos codicilos, dejando toda su cuantiosa hacienda a disposición de sus testamentarios. Mando que le enterrasen en Madrigal con sus padres. Su cuerpo fue acompañado de más de mil quinientas personas y le condujo el alcalde de corte, Ayala... Dotó el convento de Madrigal: dejó a la villa, un aumento depósito de dos mil fanegas y cien ducados de renta para una cátedra de gramática....”
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298 B. N. M., J. de la Higuera, Historia Eclesiástica de la Imperial ciudad de Toledo, capítulo 22: Cosas del Cardenal don Gaspar, su muerte y entierro. Elección del Archiduque, manuscrito 1293, f. 249 (1647). Dato facilitado por L. A. Portillo Zaballos. 299 Existe un retrato del cardenal Quiroga pintado por el Greco, que se conserva en la Galería Nacional de Londres. Ver A. Vegué y Goldoni, “El cardenal Quiroga retratado por el Greco”, en Archivo Español de Arte y Arqueología, IV, 1928, p.135-138. 300 M. Ortiz Aramín (ed.), op.cit. Documento del A. A. M., publicado por L. Represa de Partearroyo, op.cit, p. 335. 301 A. Herrera, Boletín de la Real Academia de la Historia, Tomo XLVI, cuaderno V, 1995, p. 353-356. 155 Numerosa fue la comitiva que acompañó el cuerpo de Quiroga, desde Madrid a Madrigal. La formaba un larga procesión de dos filas de personas a caballo, familiares con sus criados, 60 pajes, 40 religiosos, 40 miembros de la capilla de Toledo y un gran numero de personalidades eclesiásticas y civiles entre los que se encontraban, aparte del obispo, el Alguacil Mayor de la Inquisición, don Juan del Aguilar, el tesorero don Francisco Morejón, don Vigil de Quiñones, de la Suprema, el Alcalde de Corte el licenciado Ayala etc., además de la carroza que portaba el féretro, 8 “coches” y otros carros de avituallamiento, para un trayecto que partió el jueves 24 de noviembre y llegó a Madrigal al anochecer del lunes siguiente día 28. El itinerario fue a través de Aravaca, Torredolones, Guadarrama, El Espinar, hasta llegar a Arévalo donde fueron recibidos por don Rodrigo de Santillán, que en esos días andaba ocupado en interrogar a la sobrina del monarca doña Ana de Austria, agustina de Madrigal. Ese mismo día parten hacia esta villa, entrando por la Puerta de Medina, donde son recibidos por el ayuntamiento y los frailes del convento de agustinos, lugar en el cual se celebró, el miércoles día 30, un multitudinario funeral: “(se) enterró el cuerpo con toda solemnidad, cerca del Altar Mayor, a la parte del Evangelio, en una bóveda que se hizo de prestado, que se guarnecía toda de paños morados. A la mañana, jueves, dijo la misa de pontificial el Obispo y predicó fray Juan de Arenas, fraile agustino. En medio de la capilla (que) ha de ser entierro de Álvaro de Quiroga y de doña Elena, padres del cardenal. Acabada la misa y sermón se dijo un responso..” 298 .
Del carácter de Quiroga conocemos algunas de sus facetas, en las que en un principio aparece como un hombre ambicioso, quizá ávido de riquezas, y un tanto servil con los que ostentan el poder (como ocurre con el propio monarca o con su secretario Mateo Vázquez en los años de su “exilio” arzobispal). Sin embargo también hay que atribuirle una razonable inteligencia, una voluntad conciliadora y un sentido de lealtad con sus ideas, con sus amigos y con su familia, a la que ayudó a lo largo de toda su vida. Físicamente debió de ser un hombre fuerte y austero,
lo que le permitió vivir hasta los 84 años y excepto los tres últimos, al parecer con buena salud.
. De Quiroga se conserva también una medalla de bronce en el Museo Arqueológico Nacional, de Pedro Ángelo, con su retrato en el anverso y su escudo de armas en el reverso 301 .
302 F. Marías, "El cigarral toledano del cardenal Quiroga", en Goya, nº 154, Madrid, 1980, 216-222. 303 Losa de mármol que se encuentra en la iglesia de agustinas de Madrigal, y que corresponde a un fragmento frontal del sepulcro de Quiroga del escultor Alonso de Vallejo. 304
A. H. N., Sección Clero, legajo 589, s.f. Registro desamortización legajo 18, carpeta nº 25. 156
El cardenal Quiroga, como muchos de los patrones y nobles que rodearon la corte de los Austrias mayores, mostró una gran afición constructiva, no solo en el convento agustino de Madrigal, su gran proyecto, sino en otras muchas obras en el ámbito de su arzobispado toledano, tales como las del Sagrario y Sacristía de la catedral primada o el Colegio de Jesuitas de Toledo, tradición entre los arzobispos que ya existía con sus antecesores, Cisneros y Tavera. Una obra de la que se tienen escasos datos es la de su propio cigarral, que construyó Quiroga cerca de Toledo, cuya traza se atribuye a Nicolás de Vergara y en cuyos jardines se trabaja en 1588
. Es en estos años de su “retiro” en el arzobispado toledano, entre 1580 y 1589, cuando se centra en muchas de estas obras mencionadas, especialmente a raíz del regreso de Nicolás de Vergara como maestro de obras del arzobispado en 1587, tras la desaparición de Diego de Alcántara. En este sentido habría que estudiar un aspecto que se sale fuera del ámbito de este trabajo y es la posible relación entre el retiro político de Quiroga en estos años y el que, entre 1582 y 1587, sufre Nicolás de Vergara en la maestría de la catedral, donde al parecer está implicado Juan de Herrera, protector de Alcántara, lo que situaría al arquitecto escurialense en una determinada facción cortesana en el momento de concluir la basílica en junio de 1582. Quiroga se implica en ayudar a jesuitas y agustinos. Si con los primeros el contacto principal lo tiene en estos últimos años de su vida, con Pedro de Ribadeneyra, con los segundos es a través de fray Luis, con el que mantiene su amistad después de los procesos inquisitoriales. Esta relación se hace visible en la financiación de algunas obras, que en el caso de los agustinos contempla, entre otras, el Monasterio de la Magdalena de Alcalá de Henares, o la casa refugio para monjas seglares en San Torcuato de Toledo, si bien la obra principal en la que Quiroga invierte su fortuna personal y en la que se implica personalmente en su patronazgo y donde elige ser enterrado, es el convento agustino extramuros de Madrigal de las Altas Torres. “
QVIROGA PRESBITERO CARDENAL DE LA SANTA IGLESIA DE ROMA TITULO DE SANTA BALBINA NATURAL DE LA NOBLE VILLA DE MADRIGAL COLEGIAL DEL COLEGIO MAYOR DE SAN SALVADOR DE OVIEDO DE SALAMANCA Y DESPVES DEL INSIGNE DE SANTA CRVZ DE VALLADOLID CANONIGO DE TOLEDO DEAN DE LEON AVDITOR DE ROTA DEL CONSEJO DE JUSTICIA DEL REY DON FELIPE EL PRVDENTE SEGVNDO DESTE NOMBRE Y DEL SVPREMO DE LA SANTA GENERAL INQVISICION PRESIDENTE DEL DE ITALIA OBISPO DE CUENCA INQVISIDOR APOSTOLICO GENERAL EN TODOS LOS REYNOS Y SEÑORIOS DE SV MAGESTAD DE SV CONSEJO DE ESTADO ARÇOBISPO DE TOLEDO PRIMADO DE LAS ESPAÑAS FALLECIO DE NOVENTA Y CUATRO AÑOS A VEINTE DE NOVIEMBRE DE MDXCIIII DEXO TODA SV HACIENDA A DISPOSICIÓN DE SVS TESTAMENTARIOS PARA OBRAS PIAS ”
. En su día se hizo una petición del cura y capellanes de la Iglesia de Santa María de Madrigal ante la justicia real de la villa y en virtud de una requisitoria librada en Madrid por la cual se hace constar, con testigos de vida, que el señor cardenal Quiroga y sus padres fueron parroquianos de dicha iglesia y “...
”
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304 Como se verá mas adelante, la cantidad estimada que se invierte en las obras del convento de Madrigal, derivada de las rentas y herencia de Quiroga, pudo superar los 150.000 ducados. 305
Ayudo económicamente a los siguientes: Albergue de Santa Isabel de Madrid, Colegio de Santa Cruz de Valladolid, Refugio de San Torcuato en Toledo, Monasterio de agustinas de Alcalá de Henares, Colegios de jesuitas de Toledo y Talavera, Iglesias de Salamanca y Talavera etc. 306
Que moriría en junio de este mismo año. 307
Esta exigua cantidad de 12.000 mrs. para la Capilla Mayor parece indicar más una obra de acondicionamiento que de nueva construcción. 157
La intervención de Quiroga en el convento de Madrigal fue de tal envergadura que se puede hablar de un antes y un después de su patrocinio, el cual afectó a numerosos aspectos de la vida conventual y evidentemente a su arquitectura, sustituyendo un conjunto de sobrias edificaciones medievales reformadas y ampliadas en el siglo XVI, por otro unitario de carácter clasicista y traza monumental. Estas obras que se llevaron a cabo con los recursos de Quiroga se estructuran en tres tratados, fundaciones o convenios que se firman con el convento de agustinos, cuyo estudio intercalamos cronológicamente en este texto. El primero de ellos, en 1590, todavía en vida de Quiroga y los otros dos en 1610 y 1626 (recordemos el fallecimiento del arzobispo en 1594), los establece el convento con sus testamentarios, a través de las Buenas Memorias que dejó establecidas en su testamento y tras el expolio de su herencia. Su enorme fortuna personal fue disputada y finalmente repartida entre la Cámara Apostólica, el Monarca y los albaceas, que canalizaron su parte para diversas obras pías y principalmente para la reedificación del convento, tal como había sido voluntad en vida del cardenal
. La voluntad de Quiroga de establecer su patronazgo en Madrigal y dado que tuvo oportunidad de hacerlo sobre otros lugares e instituciones 305 , se debió no solamente al hecho de ser natural de esa villa o tener en ella enterrados a sus padres, sino que también debieron confluir razones, como el estar apartado del ámbito cortesano, del que Quiroga en los últimos años se vio relegado y probablemente también la ayuda que sus amigos agustinos le debieron solicitar para las obras del convento, pues hace más de 40 años que los agustinos han llegado a Madrigal, después que se les cediese el convento por mediación de Santo Tomás de Villanueva y hasta la fecha las obra planeadas por fray Alonso no han avanzado mucho por falta de recursos. No obstante aparte de las rentas de Quiroga, que por medio de los tratados se aplican al convento de Madrigal, el cardenal apoyó económicamente a determinadas instituciones con las que había mantenido alguna relación especial desde su arzobispado toledano, tales como los colegios de jesuitas de Talavera y Toledo, el refugio de San Torcuato y el albergue de Santa Isabel. Ya en 1545, en la época en que Quiroga era vicario General de Alcalá, nombrado por el cardenal Tavera 306 y ocupando un canonicato en Toledo, otorga una ayuda económica al convento de 168.000 maravedís para que fuesen puestos a censo, así como de 12.000 mrs. para la capilla mayor 307 , con la condición de poder ser enterrado en dicha capilla. También se menciona que hace entrega de su biblioteca, que pensamos se refiere a cierta aportación de libros al recién creado monasterio, más que sea una herencia a título póstumo. En el año de 1554 hemos visto en el Libro de los Provinciales como la biblioteca del convento esta ya en uso, advirtiendo
308 A. H. N., Sección CLERO , legajo 589, carpeta 18, nº 1. 309 H. Pizarro Llorente Henar, op.cit, p. 26. 310 En: A. P. A. C., Libro de Protocolos que se contienen en este archivo del convento de N. P. S. Agustín de la villa de Madrigal, p. 3 vº. 311
En: A. P. A. C., Libro de Protocolos que se contienen en este archivo del convento de N. P. S. Agustín de la villa de Madrigal, p. 4. 158
sobre la devolución de los libros prestados. Vemos pues que Quiroga, desde los primeros años de sus andadura pública, ya tiene en mente convertirse en benefactor de los agustinos de Madrigal e intervenir en la mejora y adecentamiento del convento.
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