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1   2   3   4   5   6   7   8   9   ...   70

TOTAL

1.682


21

   Ibídem, p. 1.931.

18

Nos aporta este censo la distribución por grupos de edades



21

 :

GRUPOS DE EDADES  MADRIGAL.

AÑO 1787

TOTAL


VARONES

MUJERES


TOTAL

1682


823

859


<7

322


153

169


7 a 16

338


181

157


16 a 25

229


104

125


25 a 40

437


220

217


40 a 50

166


75

91

>50



190

90

100



SOLTEROS

906


445

461


<7

322


153

169


7 a 16

338


181

157


16 a 25

212


95

117


25 a 40

24

15



9

40 a 50


8

1

7



>50

2

-



2

CASADOS


670

335


335

<7

-

-



-

7 a 16


-

-

-



16 a 25

16

8



8

25 a 40


396

198


198

40 a 50


130

65

65



>50

128


64

64

VIUDOS



106

43

63



<7

-

-



-

7 a 16


-

-

-



16 a 25

1

1



-

25 a 40


17

7

10



40 a 50

28

9



19

>50


60

26

34



22

   Mapa de la provincia de Ávila dividido en sus territorios y sexmos construido sobre las memorias de los naturales



por el geógrafo D. Tomás López, pensionista de S.M. de la Academia de S. Fernando. Madrid, 1769.

19

3.  Mapa de la provincia de Ávila y sus xesmos, de 1769.

 

22


23

   P. Madoz, Ávila diccionario geográfico-estadístico-histórico 1845-1850, edición facsímil, Valladolid, 2000, p. 46.

El número de contribuyentes vemos que afecta a la mitad de los vecinos  y representa la octava parte de los habitantes de

Madrigal.

24

   P. Madoz, op. cit., p. 53



25

   J. Martín Carramolino, Historia de Ávila, su Provincia y Obispado, tomo I, edición facsímil de la de 1782, Ávila,

1999, pp. 154-155.

26

   T. Sánchez Sánchez, op. cit., p.170.



20

En el Diccionario Geográfico elaborado por el político liberal Pascual Madoz entre 1845

y 1850, establece para Madrigal una población de 2.050 habitantes y 500 casas 

23

, según el

cuadro:

Vecinos


Almas

Contribuyentes

Extensión 

T. Cultivadas

T. Incultas

MADRIGAL


500

2050


257

17449


11242

6207


Vemos que desde el censo anterior de 1786 hay un incremento de la población, tendencia

que se mantendrá hasta la segunda mitad del siglo XX (con el paréntesis de la Guerra Civil).

También nos proporciona Madoz los datos relativos a la vicaría de Madrigal de la diócesis

abulense


24

 . 


 Parroquias 

Anejos


Santua. y ermitas

Curas y párrocos

Tenientes

Beneficiados

Capellanes

Dependientes

18

2

7



18

-

6



5

59

Este incremento de población a lo largo del siglo XIX se confirma con los datos dados



por Carramolino  para Madrigal en 1872 con 2.450 habitantes

25

.  Sin embargo, si en la primera

mitad del siglo XX vemos un aumento irregular que alcanza un máximo en el año 1950, a partir

de esta fecha vemos una población en constante descenso. En apenas 50 años pierde Madrigal

casi la mitad de su población, aparejado con el progresivo envejecimiento de sus habitantes, al

igual que sucede en la mayor parte de la Castilla rural. En los últimos años Madrigal cuenta con

un parque aproximado de 930 viviendas de las cuales están desocupadas de forma permanente

alrededor de 97



26

 .

Evolución de la población de hecho de MADRIGAL

Año 1872

2450


Año 1950

3743


Año 1900

3342


Año 1960

3272


Año 1910

3514


Año 1970

3579


Año 1920

3172


Año 1981

2190


Año 1930

3053


Año 1990

2279


Año 1940

3347


Año 2000

1985


27

   Datos censales facilitados por el Excmo. Ayuntamiento de Madrigal de las Altas Torres:  de 103 años - 1; 102 -

0; 101- 1; 100 - 1; 99 -1; 98 - 0; 97 - 3; 96 - 2; 95 - 5; 94 -2; 93 - 7; 92 - 3; 91 - 4; 90 - 9; 89 - 8; 88 - 4; 87 - 7; 86 - 9; 85 - 11;

84 - 15; 83 - 18; 82 - 10; 81 - 33; 80 - 20; 79 - 29; 78 - 18; 77 - 23; 76 - 10; 75 - 26; 74 - 22; 73 - 23; 72 - 22; 71 - 28; 70 - 15;

69 - 15; 68 - 15; 67 - 15; 66 - 18; 65 - 17; 64 - 18: 63 - 22; 62 - 16; 61 - 28; 60 - 27; 59 - 15; 58 - 15; 57 - 32; 56 - 29; 55 - 11;

54 - 24; 53 - 29; 52 - 20; 51 - 24; 50 - 21; 49 - 19; 48 - 33; 47 - 34; 46 - 23; 45 - 29; 44 - 25; 43 - 31; 42 - 38; 41 - 29; 40 - 19;

39 - 37; 38 - 23; 37 - 20; 36 - 34; 35 - 26; 34 - 20; 33 - 27; 32 - 24; 31 - 30; 30 - 35; 29 - 29; 28 - 22; 27 - 38; 26 - 23; 25 - 22;

24 - 27; 23 - 22; 22 - 18; 21 - 27; 20 - 23; 19 - 25; 18 - 23; 17 - 19; 16 - 21; 15 - 22; 14 - 10; 13 - 14; 12 - 17; 11 - 15; 10 - 17;

9 - 9; 8 - 16; 7 - 11; 6 - 12; 5 - 12; 4 - 8; 3 - 13; 2 - 12; 1 - 4. 

21

La pormenorización de los últimos años confirma esta tendencia demográfica regresiva



para Madrigal:

Año

TOTAL  Habitantes

VARONES

MUJERES

1990


2.279

1.179


1.100

1991


2.120

1.083


1.037

1992


2.112

1.074


1.038

1993


2.118

1.085


1.033

1994


2.092

1.072


1.020

1995


2.103

1.080


1.023

1996


2.066

1.056


1.010

1997


2.047

1.046


1.001

1998


2.028

1.036


992

1999


2.010

1.028


982

2000


1.985

1.015


970

2001


1.972

1.009


963

2002


1.951

990


961

2003


1.894

968


926

Para este año de 2003, se disponen de los datos de población por edades 



27

, donde vemos

que prácticamente la cuarta parte de la población supera la edad de 65 años .

Podemos concluir que actualmente es  una población en constante regresión, desde mitad

del siglo pasado, similar a la que se produce en muchas villas castellanas ajenas a nuevas

iniciativas económicas y alejadas de las vías principales de comunicación. Otras características

son: la actividad productiva, que se centra en la explotación cerealista de secano, de escasa

rentabilidad; y el progresivo envejecimiento poblacional, relacionado con la emigración de los

grupos de población  más jóvenes ante la falta de empleo e incentivos.

Desde un punto de vista de la evolución demográfica de Madrigal, y teniendo en cuenta

los datos mencionados en este apartado, posiblemente incompletos,  vemos que esta villa tiene


28

      El dato de población relativo al siglo XIII publicado por A. Barrios García, op. cit., se ha obtenido por el autor

en base al valor de las tercias de Madrigal, de 200 mrs, y a la aplicación de la fórmula 7 / 6 ( mrs 

A 2 A 4,5), que da un valor

estimado de 2.100 habitantes. Ver la obra mencionada , Estructuras agrarias y de poder en Castilla. El ejemplo de Ávila (1085 -

1320), tomo II, p. 37.

22

una cierta entidad poblacional desde mediados del siglo XIII, que se consolida en  tiempos de



los Trastámara  y de Juan II, alcanzando su máximo número de habitantes probablemente al

inicio del último cuarto del siglo XVI, siendo pocos años después cuando se acomete la gran

obra de reforma y ampliación del convento de los agustinos. Decrece esta población de forma

manifiesta durante el siglo XVII, hasta llegar a un punto de inflexión que se sitúa probablemente

en el primer tercio del siglo XVIII cuando comienzan a aumentar de nuevo los habitantes hasta

la segunda mitad del siglo XX. Desde estos años hasta ahora, de nuevo se manifiesta un perfil

decreciente, (que no parece vaya a remitir a corto plazo) teniendo en la actualidad las dos

terceras partes de los habitantes que pudo tener la villa de Madrigal en el siglo XVI, y menos que

hace siete siglos y medio. 

Se ha elaborado un gráfico con los datos históricos de población



28

 , con las limitaciones

que representa la dispersión y concentración cronológica de algunos de los censos.


29

   J. Martín Carramolino, Historia de Ávila, su Provincia y Obispado, edición facsímil de la de 1782, Ávila, 1999.

30

   L. Represa de Partearroyo, Madrigal del Cid y de la Reina,  C.S.I.C., Madrid, 1968, pp. 27-35.



23

0.3

Espacio histórico.

Incierto es el origen de Madrigal, y al igual que en otras muchas poblaciones, diversos

autores aventuran hipótesis que en ocasiones hacen descender la cronología  en proporción a su

interés y afinidad local. Si J. Martín Carramolino 



29

 sitúa las ciudades de Hermándica y Arbocala,

de “la segunda guerra púnica” en Alba de Tormes y Arévalo, Luciano Represa en su “Madrigal



del Cid y de la reina” hace coincidir la Hermándica de Tito Livio con Madrigal, dentro del

territorio de los Arévacos 



30

.

Lo cierto es que los restos más antiguos que se conocen en la zona de Madrigal de las



Altas Torres datan del Paleolítico, aunque dentro de él no es posible reconocer a qué etapa. En

las inmediaciones de los ríos Trabancos y Zapardiel se encuentran con frecuencia lascas y cantos

de cuarcita retocados, que hablan de la ocupación humana en esas zonas al menos en el

Paleolítico Inferior (antes del 50.000 a.C.). También se conoce algún resto datable en el

Paleolítico Superior. Unos y otros parecen desplazados de sus lugares de origen y depositados

secundariamente como consecuencia de los procesos glaciares y de erosión-sedimentación que

han conocido esas tierras hasta la época Holocena (a partir del 10.000 a.C.) cuando comienza la

estabilización del clima y por tanto el clima actual. Lo que puede decirse de esos restos

paleolíticos en general es que deben corresponder a poblaciones cazadoras recolectoras que,

desenvolviéndose en un medio distinto del actual, frecuentaban las inmediaciones de estos ríos

para aprovisionarse de caza. 

A partir de lo dicho anteriormente hay un paréntesis bastante largo del que no se sabe si

obedece a falta de investigación o a la baja o nula presencia de gentes del Mesolítico y del

Neolítico en la zona. Por comparación con territorios limítrofes, podemos pensar que también

en esta zona hubo una colonización hacia finales del Neolítico, propiciada por los primeros

agricultores y ganaderos, estableciéndose en las cercanías de los riachuelos de la zona donde las

frecuentes arenas hacían más fácil la práctica de la agricultura. 

La constancia mejor contrastada de presencia humana en toda esa zona es de la Edad del

Cobre o Calcolítico (desde el 3000 a.C al 1900 a.C.). De esa etapa se conocen un buen número

de yacimientos en la zona, con investigaciones directas en alguno de ellos, como El Tomillar,

en Bercial de Zapardiel, a 6 Km. al S.O. de Madrigal. La Edad del Cobre en esta zona implica

numerosos asentamientos en las inmediaciones de vegas fluviales y en el entorno de las

frecuentes lagunas (lavajos). Son comunidades agrarias estructuradas en pequeños grupos

familiares  asociados como superestructura en una organización de tipo tribal. Las excavaciones

de El Tomillar, en Bercial de Zapardiel, han puesto de manifiesto datos de gran importancia para

el estudio de estas poblaciones, sobre todo en lo que a lo funerario se refiere, verificando que se

trataba de una sociedad relativamente igualitaria en la que empezaban a destacar determinados

individuos sobre los demás, manifestando su prestigio a través de ceremonias funerarias y

convenciones. 

Entre el 1800 y el 1400 a.C. no hay datos conocidos, aunque previsiblemente la situación

no cambiaría respecto a la de la Edad del Cobre. A partir del 1400, en la fase final de la Edad del


31

   F. Fabián García, “El aspecto funerario durante el Calcolítico y la Edad del Bronce en el Sur de la Meseta Norte.

El enterramiento colectivo en fosa de El Tomillar (Bercial de Zapardiel, Ávila) en el marco cultural de la Prehistoria reciente

del Sur de la Meseta Norte española”, en Col. Estudios Históricos y Geográficos, nº 93, Universidad de Salamanca,  2004.

32

   A. Barrios García, "Una tierra de nadie: Los territorios abulenses en la alta edad media",  en  Historia de Ávila II,



Edad Media (siglos VIII-XIII),  Ávila, 2000.

24

Bronce, las poblaciones, previsiblemente de agricultores itinerantes, se establecen en las



inmediaciones de los ríos. Se trata de la Cultura de Cogotas I, cuyo impacto en las tierras llanas

sedimentarias de la penillanura del Valle del Duero será importante. En todos los casos se trata

de poblados que, como en la Edad del Cobre, no presentan condiciones defensivas. Todos estos

poblados continuarán en la misma dinámica hasta el 500 a.C. en que las influencias externas

venidas por vía continental y fundamentalmente mediterránea van a transformar a las antiguas

poblaciones. De este tiempo no hay datos para la zona de Madrigal. El castro más próximo se

encuentra en las proximidades de Arévalo, en el termino de Orbita. Es muy probable que la

ausencia de yacimientos se deba a la falta de lugares idóneos, ya que en estos momentos los

asentamientos se ubican en puntos de fácil defensa, bien sea en altura o en las horquillas de

confluencia de ríos. 

De la época romana, consumada la conquista, hay numerosos datos en la zona. Si bien

no se conocen en el propio Madrigal, se han encontrado restos arqueológicos en las

inmediaciones, por ejemplo en los términos de Mamblas y Bercial de Zapardiel, donde son

conocidos testimonios de tipo villa de gran importancia aunque no han sido investigados. La

inmediata época visigoda supone en la zona una continuidad de las estructuras anteriores, si bien

encontramos en las necrópolis de Bercial de Zapardiel 



31

 los elementos típicos (hebillas de

cinturón y fíbulas) propias de la élite visigoda que dominó a las antiguas poblaciones hispano-

romanas. A partir de este momento los datos son muy difusos, desconociéndose el efecto de la

invasión árabe.

A partir del siglo VII, con la penetración de los árabes, las luchas entre estos y los

pobladores cristianos coinciden con unas épocas de condiciones meteorológicas adversas que

provocan o agravan la despoblación y el abandono de los cultivos, debido a las malas cosechas

de estos años. Se modifica así el paisaje agrario especialmente en la zona conocida como la

Moraña, donde se sitúa Madrigal, desapareciendo las instituciones políticas y económicas que

se habían desarrollado hasta la invasión musulmana. Está por estudiar la posible dominación

árabe desde el primer cuarto del siglo VIII, y el tipo de poblamiento que constituía la actual

Madrigal, época de la que se tienen muy escasos datos. Son pues los cuatro siglos que componen

la alta edad media un periodo en el que el territorio se despuebla en su totalidad o bien queda con

tan exigua población que no quedan textos de referencias, salvo cuatro o cinco crónicas, algunas

de las cuales son de fiabilidad dudosa.

En este primer periodo de conquista peninsular protagonizada por Tarik y Muza en la

campaña que se inicia en el 711, las tierras abulenses quedaron al margen, al regresar los

musulmanes por la vía de la Plata. La tolerancia de los nuevos conquistadores, interesados

especialmente en la obtención de tributos, permitió pervivir en grandes bolsas territoriales, entre

ellas la margen meridional del Duero, las tradiciones culturales y religiosas visigodas. En todo

caso el probable escaso asentamiento de los invasores en esta zona corrió a cargo de grupos

norteafricanos  más que bereberes 

32

.


33

   R. Menéndez Pidal, “Repoblación y tradición en la cuenca del Duero” en Enciclopedia Lingüística Hispánica.

Sobre la demografía en este periodo, al sur del Duero ver C. Sánchez Albornoz, Despoblación y repoblación en el valle del

Duero;  también J. L. Martín, El occidente español en la Alta Edad Media, según los trabajos de Sánchez Albornoz, pp.599-612;

así mismo A. Llorente, Toponimia e historia.

34

   A. Barrios García, Estructuras agrarias y de poder en Castilla. El ejemplo de Ávila (1085 - 1320), tomo I, pp. 114-



124. Cordoviella y Handaluz, pueden pertenecer a las repoblaciones tardías originadas por los mozárabes y muladíes que emigran

hacia territorios cristianos, debido a la presión de la nueva ortodoxia musulmana que conlleva la entrada almohade de 1147.

25

Tampoco se dispone de datos sobre las muy poco probables alternancias entre árabes y



cristianos en el dominio de Madrigal. Algunas incursiones de los primeros reyes asturianos, por

estas tierras,  como las protagonizadas por Alfonso I y Fruela, parecen contrastadas desde las

crónicas de ambos bandos. Pero parece más que probable que hasta el siglo X fuera una especie

de tierra de nadie, estableciendose una frontera  más o menos estable en torno al Sistema Central,

con grandes espacios despoblados o con poca población que ni unos ni otros estaban interesados

en mantener con vecindario permanente, toda vez que en torno a Toledo y Talavera, sus

pobladores bereberes y muladíes constituían en esas fechas, una marca hostil al califato andalusí.

Es a principios del siglo X cuando, los leoneses Alfonso III (866-910), Ordoño II y

Ramiro II, pasan a dominar de forma  más o menos permanente la margen septentrional del

Duero, y es en este momento cuando se cruza el río de forma paulatina, pero sin que esto

provoque una ocupación de las tierras al sur del río, que siguen estando sin un dominio claro y

muy escasa población. Madrigal ocupa en estos momentos parte de una línea de frontera que

atravesando La Moraña, llega hasta Salamanca, lo que implica que se incrementasen los

enfrentamientos, al ir dirigiéndose  hacia el sur la presión asturleonesa y ser estable por Toledo

la musulmana. Si Ordoño II en el 915 llega hasta Escalona, unos años más tarde ya con

Abderraman III en el califato cordobés, los toledanos organizan una campaña que pasa por

Madrigal y que acaba con la derrota de los musulmanes, lo que provoca un reforzamiento de las

defensas fronterizas.

 Afianzada la línea del Duero, tras la batalla de Simancas en el año 939, La Moraña  pasa

a ser zona fronteriza y campo de batalla, donde las campañas de uno y otro bando se suceden,

principalmente en meses de buen tiempo, incrementándose las pequeñas construcciones de vigía

o atalayas. Surgen en estos momento los primeros intentos repobladores de esta zona norte de

la provincia de Ávila de la mano de los monarcas leoneses y del conde castellano Fernán

González en un territorio en el que durante ciertos años debieron coexistir minúsculos

asentamientos rurales tanto cristianos como  musulmanes, de campesinos arraigados en pequeñas

zonas fértiles que induce a pensar que no existió una despoblación total de esta zona al sur del

Duero 

33

. Los topónimos Ramiro, Ordoño, Moriel,  Handaluz o Cordoviella, en el entorno de

Madrigal nos hablan de las distintas procedencias en estos primeros asentamientos al norte del

obispado abulense, siendo los primeros de ocupación cristiana y los últimos originados por

mozárabes procedentes del sur peninsular 

34

.

Las campañas subsiguientes de  Almanzor, hasta el cambio de milenio, provocan un



estancamiento en el afianzamiento colonizador de los asturleoneses sobre el sur del Duero. Estas

razzias de Almanzor se dirigen principalmente a las áreas y núcleos más densamente poblados

(Salamanca, Sepúlveda, Alba, etc), con lo que la Moraña se convierte en una simple zona de

paso, indicando el escaso interés poblacional o estratégico de los asentamientos morañegos en

estas fechas. A la muerte de Almanzor en 1002 las revueltas bereberes facilitan de nuevo el auge


35

   J. L. Martín Rodríguez, “Cristianos y Musulmanes, Castellanos y Leoneses”, en Historia de Ávila II Edad Media

(siglos VIII-XIII), Institución Gran Duque de Alba, Ávila, 2000

36

   Cuando este monarca traslada los restos de los mártires abulenses Vicente, Sabina y Cristeta, Ávila está



“despoblada et yerma”, M. Pidal,  Primera crónica general de España..., p. 491.

26

cristiano, en cuyo mapa va a aparecer pronto un nuevo actor: el reino castellano de Fernando I



en 1035, que tendrá a la larga el mayor protagonismo bélico.

Tras la muerte de Vermudo III, Fernando I  (1037-1065) hereda el reino leonés a través

de su mujer, hermana del rey fallecido, manteniéndose ambos reinos, el de Castilla y el de León,

unidos hasta el año 1065 en que divide sus territorios en los reinos de Galicia, Castilla y León.

Con Alfonso VI (1065-1109), en cuyo reinado se conquista Toledo, se reúnen los dos reinos

desde 1072 hasta el 1157, en que se deshace esta unión con Alfonso VII.

En el movimiento de fronteras que originan las conquistas y la repoblación de grandes

espacios poco habitados, Ávila forma parte de la corona castellana mientras que Salamanca se

mantiene dentro de la corona leonesa. La  inestabilidad de la zona viene dada por las luchas entre

cristianos y musulmanes y por las que en ocasiones sostienen entre sí los propios reinos

cristianos. En este sentido hay que recordar que, a partir de la creación del reino de Castilla en

1035, se suceden las uniones y desuniones de ambos reinos, hasta Fernando III (1217-1252), que

es rey de Castilla en 1217 y de Castilla y León en 1230 


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