Tesis doctoral
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- 1.9.2 Aspectos económicos.
934 . La forma de explotación era generalmente en arriendo a los colonos, empleándose en otras fincas a jornaleros o temporeros, que completaban la labor de los propios mozos y criados que el convento tenía para este fin. Tanto en un caso como en otro, debió existir una relación cotidiana entre los frailes y los trabajadores de las tierras. De los 12 criados que, por ejemplo, tenía el convento en 1751, una parte de ellos vivían en Madrigal, desplazándose al convento para realizar sus tareas. Muchos de los aspectos que relacionan al convento con Madrigal vienen dados por las cargas que dejó establecidas el cardenal Quiroga en sus fundaciones o tratados. Hay que recordar que el arzobispo toledano, oriundo de Madrigal, trató siempre de favorecer a su villa natal. Ya en el primer tratado vemos como Quiroga expresa la necesidad de que: “...aya más número de frailes y estudio, de lo qual a la dicha villa de Madrigal y vezinos de ella y lugares de su tierra y comarca vendrá mucha utilidad y provecho por aver en el dicho monasterio el dicho estudio por ser como serán más aprovechados en doctrina y exemplo......los quales dichos treinta frailes se han de repartir y repartan en el predicar en la dicha villa y su tierra .....para el bien y aprovechamiento de los dichos estudiantes y vezinos de la dicha villa, tierra y comarca....”
. Otra de las prestaciones que quedaron establecidas en el primer Tratado era la de dotar con 400 ducados de renta a 6 huérfanas de Madrigal para su casamiento 936 , el cual se celebraría en el día de Reyes, en la iglesia del convento extramuros. Esta dotación se elevó en 100 ducados si no se celebrasen en el convento los Capítulos consignados, dándose a cada huérfana una media de 25.000 mrs, cantidad que podía ser variada en función de los criterios del párroco, el prior, el regidor más antiguo de Madrigal o el patrono. Son numerosas las noticias que se tienen de estas dotes y casamientos de huérfanas madrigalenses. El 2 de julio de 1642 Andrés Moro y Ana de Huete, piden al convento la ayuda de 5.000 maravedís, de la obra pía que dejo establecida el Cardenal Quiroga para favorecer el casamiento de huérfanas. 937 El 12 de septiembre de 1643, solicitan la misma ayuda Juan Sanz de Montes y Catalina de Velasco para su casamiento.
El convento estaba obligado, por otra parte, a repartir pan cocido entre los pobres de Madrigal, a tenor de lo contenido en la tercera fundación o tratado. Se repartían anualmente 200
939 A. CH. V., Fondo Sección Pleitos Civiles, Alonso Rodríguez (olvidados) Caja 0950.0001. Corresponde al tercer Tratado. 940
S. Portillo de Paz, Libro de Fundaciones, Dotaciones y Aniversarios de la iglesia de San Nicolás de Bari, año de 1743.
941 Cartas fechadas en abril de 1810, encontradas entre los folios correspondientes a un Inventario de 1649, Libro de Cuentas (1567-1664), Parroquia de Santa María del Castillo, de Madrigal de las Altas Torres, s.f. En ellas se menciona como el convento de agustinos extramuros organizaba la función y procesión del día de Viernes Santo, planteándose la necesidad de que estos actos litúrgicos se trasladen a alguna otra parroquia, al convento de agustinas o al Hospital, dado que los frailes han cesado en su actividad por el decreto de José Bonaparte. 942 Generalmente eran las órdenes mendicantes, especialmente los franciscanos, los que por razones caritativas y económicas, se dedicaban a enterrar, lo que motivaba constantes enfrentamientos con el clero parroquial, en las villas en las que se asentaban. 475 fanegas de pan, en base a una renta de 200 ducados destinada a tal fin. “... y el repartimiento del pan cocido ha de ser a la portería del dicho convento, en los dichos tiempos de abril y mayo y pasquas, embiándolo a sus casas a vecinos de Madrigal pobres, honrados y vergonzantes ...”
939 Los frailes del convento de N. P. San Agustín extramuros, participaban en algunos de los eventos y celebraciones religiosas de Madrigal. Se tiene noticia de que el día 25 de abril se celebraba una procesión y letanía, desde la Iglesia de San Nicolás de Barí hasta el convento extramuros de los agustinos
, que salía por la puerta de Peñaranda . También los frailes eran los encargados de organizar la función religiosa y procesión del Viernes Santo, guardándose en el convento las imágenes y pasos que desfilaban en la misma 941 . Así mismo se tienen noticias de que también participaba el convento en algunos de los entierros de la villa, quizá los de mayor solemnidad 942 . También se festejaban actos singulares, como la procesión y Te Deum que se celebró en 1635, en la iglesia de San Nicolás y en la del convento agustino, en la que participó el pueblo de Madrigal, para agradecer a San Agustín que les hubiese librado de la plaga de langosta que asoló Castilla. Nos lo cuenta un testigo de excepción, el padre fray Quijano, que habitaba por esos años el convento de Madrigal: “...El año 1635, envió Dios N. S. un gran castigo a estos reinos de Castilla, que fue de langosta..... ....Este mismo año cargó también en la redonda de tierra de Madrigal, en cuyo convento yo moraba, hizo un gran daño en muchos lugares, pues en todo el término de Madrigal, con pasar por él y su viña y sembrados y montones que ya iban haciendo su agosto, que digo verdad que un día tardó en pasar en hilera y muy juntas y tantas que iban haciendo tan gran ruido que no parecía sino una avenida de aceña y salió todo el convento a verlo y esto por más de una hora, pues por la misericordia de Dios e intercesión de N.P.S. Agustín no hicieron daño alguno. Sólo en un melonar que un clérigo de la dicha villa, el mismo le había cavado, plantado y dándole todas las labores y le guardaba porque no le hurtaran los melones y calabazas; hicieron alto y dentro de un cuarto de hora le pusieron de suerte como si tal melonar no hubiera sido allí plantado, pasando por viñas y otros melonares. Castigo justo de Dios para que ministros suyos no se abatan a tan bajos tratos y oficios de 943 I. Aramburu Cendoya , “ op. cit., P.223. 944 B. Estrada Robles, Los agustinos ermitaños en España hasta el siglo XIX, Editorial Revista Agustiniana, Madrid, 1988, p. 324. 476
codicias tales.” 943 A partir de esa fecha y con licencia del obispo de Ávila 944 , se hizo voto de celebrar todos los años en la villa la fiesta de San Agustín (28 de agosto), para celebrar este evento.
945 Se incide de menor manera en los momentos inicial y final de la vida del convento. En los primeros 50 años (1540- 1590) hasta la intervención de Quiroga, por no haberse iniciado la transformación arquitectónica del edificio, ni disponer los frailes de las rentas del patronazgo. En su última fase, que corresponde con los años del siglo XIX hasta la desamortización de 1836, por haber subsistido de forma intermitente, debido principalmente a las guerras napoleónicas y al periodo de recesión previo a las primeras medidas desamortizadoras. 946 A. Floristán Imízcoz, “La economía durante los siglos XVI y XVII”, en : Historia económica de la España Moderna, Madrid, 1992, p. 42. 947
Con anterioridad al concilio de Trento, las dos terceras partes del estamento eclesiástico estaba formada por clérigos menores (sacristanes, secretarios etc.), en contacto con las comunidades rurales en las que se asentaban. Obispos y cabildos solían contar con elevadas rentas ( el arzobispado de Toledo, donde ejerció Quiroga, gozaba de unas rentas en torno a los 200.000 ducados), en forma de capellanías, beneficios y canonicatos. 948 Los contratos conocidos de compra de tierras o propiedades por parte de los agustinos de Madrigal son muy numerosos. Por ejemplo la compra, en 1745, de unas paneras en la calle del Obispo, perteneciente a los agustinos de Dueñas. A. H. N. Sección Clero, legajo 586, s.f. 477
La introducción de un capítulo destinado exclusivamente a este tema se justifica por la importancia de su conocimiento para explicar algunos aspectos de la vida de los frailes y especialmente el proceso de las fases constructivas del edificio conventual. Se pretende analizar cuales fueron los recursos con los que contaron los agustinos de Madrigal durante las distintas épocas de su existencia, como se emplearon estos recursos y si fueron suficientes para cumplir uno de sus objetivos iniciales, como fue el de la construcción del convento. Por otro lado, el incluir un apartado de estas características se enmarca dentro de la metodología expresada al inicio de este trabajo, que nos permita el acercamiento al objeto de estudio desde diversos enfoques: socio-político, organizativo, económico, constructivo y planimétrico; todos ellos, en mayor o menor medida, nos ayudan a su comprensión histórica y a la de su arquitectura. Para conocer la economía conventual analizaremos, preferentemente, los años comprendidos entre finales del siglo XVI, y finales del siglo XVIII, por ser el periodo en el que se construye el edificio y que constituye la práctica totalidad de la existencia del nuevo convento
945 . Es por otra parte, durante estos dos siglos, cuando se dispone del mayor número de datos económicos, tanto del coste de su ejecución, como de las rentas y cargas que van adquiriendo los frailes. A finales del siglo XVI, cuando comienza su construcción, existen en España alrededor de 90.000 clérigos, aumentando en el siglo siguiente hasta 135.000 aproximadamente 946 . Algo
más de las mitad de este número, los constituían las órdenes de regulares 947 . Los monasterios y conventos tenían por lo general gran número de propiedades rústicas y urbanas que iban adquiriendo por donaciones, herencias o mediante compra, por los propios religiosos 948 , para
invertir en la “tierra” como valor seguro. En el caso de Madrigal, cuando los agustinos se establecen en el convento que les habían cedido las monjas, al inicio del segundo tercio del siglo XVI, cuentan con escasos medios, y aunque reciben algunas donaciones, no será hasta final de siglo, cuando su economía incorpore los necesarios recursos. 949 Algunas propiedades eclesiásticas, como parte del patrimonio del arzobispado toledano, o las pertenecientes a las órdenes militares, que pasan a depender de la Corona, sufren un primer proceso “desamortizador”, en los reinados de los Austrias Mayores. 950 F. J. Fernández Conde, Las sociedades feudales II. 951 En todo caso la compraventa de tierras se hacía con licencia de la autoridad eclesiástica, representada en el caso de los agustinos de Madrigal por el padre provincial de la Provincia de Castilla. Al igual que en la constitución de censos se conocen numerosas escrituras de adquisición y venta de tierras. Ver venta de un huerto tejar, por fuera de la puerta de la Alberca de San Benito, a María González, mujer de Marcos Bara, en 1628. A. H. N., sección Clero Regular, legajo 589, expediente desamortización. También, la venta por 16.000 reales que realizan los frailes, en 1741, a los agustinos de Nuestra Señora del Risco, de una casa con sus pajares, posesiones y heredad de tierras con pastos, en Galleguillos, de 155 obradas de superficie. A. H. P. A., Martín Fernández de la Mela ,protocolo 3932. 952 Este es precisamente uno de los argumentos empleados por el patrono del convento, Joaquín de Quiroga Melgarejo Roxas, para acusar a los frailes de incumplir lo estipulado en la letra de los tratados; pues entre 1761 y 1768 los agustinos compran tierras en Bernuy, San Juan de la Torre y otros lugares (68.371 estadales) por la cantidad de 68.371 reales y 18 mrs., proveniente de la redención de un censo de 5.000 ducados que en favor de dichas obras pías había tomado la villa de Palacios Rubios, sin que esta compra se le notificase al patrón ni constase su procedencia en las correspondientes escrituras. A. CH. V, Sección Pleitos Civiles, Alonso Rodríguez (olvidados), Caja 0950.0001. 953
Esta pérdida de parte de las tierras públicas está paradójicamente relacionada con el descenso demográfico del siglo XVII, pues la perdida de población de los municipios (emigración, levas etc.), que por otro lado mantienen los encabezamientos o cupos fijos, incrementa tanto el endeudamiento de los concejos, que se ven obligados en ocasiones a la venta de tierras comunales (o a transformarlas en propias para su arriendo), como a la mayor presión fiscal de los vecinos que se quedan. Ver D. Vassberg, La venta de tierras baldías. El comunitarismo agrario y la Corona de Castilla durante el siglo XVI, Madrid, 1983. Ver también, J. Gómez Mendoza, “Las ventas de baldíos y comunales en el siglo XVI”, en Estudios Geográficos, 1968. 954
En general había dos clases de campesinado en función de sus rentas, siendo el escalón inferior el de los jornaleros, cuyo número abundaba en toda la comarca de la Tierra llana de Arévalo y Madrigal. En el catastro del Marqués de la Ensenada de 1751, el 73 % de las personas dedicadas en Madrigal a los diferentes oficios, eran jornaleros. En el censo de Floridablanca de 1786, el 5,6 % de la población total trabajaba a jornal en campos ajenos, lo que suponía un 29 % del total de población empleada. 478
Muchas de las propiedades eclesiásticas 949 y especialmente los mayorazgos, de origen medieval
, constituían en si mismos una propiedad “relativa”, al estar vinculados y no participar en el juego del libre mercado. El convento de madrigal cuya tenencia de tierras de forma general se puede equiparar a una posesión privada semi vinculada 951 , se verá afectado en la parte de su patrimonio proveniente de la obra pía del patronazgo de Quiroga (tierras o juros adquiridos por las donaciones o comprados con sus rentas), a no poder venderlas, cederlas o hipotecarlas, sin el consentimiento del patrono. Algo que al parecer, con el paso del tiempo, no cumplen estrictamente los agustinos 952 . A finales del siglo XVI, alrededor del 65 % de la población de la corona de Castilla era campesina. En una visión general sobre las tierras castellanas, a partir de 1580, hay un incremento en la venta de tierra pública 953 (generalmente de baldíos) y de tierras del común que pasan a propios, o bien apropiaciones indebidas, que provoca la paulatina pérdida de tierras comunales y la transformación de campesinos en jornaleros, como vemos en los porcentajes de población y sus actividades, de Madrigal
. Este proceso se mantienen durante el siglo XVII. En todo caso el alza de lo precios agrícolas provoca el endeudamiento de los agricultores, que se ven obligados a tomar diversos censos o préstamos. Los poseedores de capital, como es el caso el convento y las rentas provenientes de sus juros (semejantes a títulos de deuda pública), en vista de la revalorización de la tierra aumentan su interés por invertir sus excedentes de moneda en activos que les generen unas rentas fijas
955 De la constitución de censos por el convento de agustinos tenemos numerosísimos documentos a lo largo de sus tres siglos de existencia. Se citan algunos ejemplos de esta primera época: De 1575 es una escritura de censo redimible que en favor del prior y convento impusieron Andrés Conde, vecino del Villar de Matacabras, como principal y Cristóbal Bercial y Pedro Gutiérrez, como sus fiadores, (en 1648, el convento se queda con unas tierras y viñas de las garantías del censo anterior). A. H. N., Sección Clero, legajo 589, Inventario de la Desamortización. / De 1581 es una carta de venta y nueva constitución de un censo a favor del monasterio, por valor de ocho mil reales y de 1584, es otra carta de fundación de censo a favor del convento por valor de 300 reales anuales. A. H. N., Clero Regular, legajo 589 s.f. / El incumplimiento en el pago de los réditos de los censos debía ser frecuente, pues en 1589 se queda el convento con la viña, huerta y tierras de Antonia de Monsalve, por el impago de un censo. A. H. N., Clero Regular, legajo 589 s.f. 956 En 1744 Joseph Amos, de Moraleja de Matacabaras, arrienda 9 fincas a los frailes por seis años, obligándose a pagar nueve celemines de grano por obrada. A. H. P. A., Martín Fernández de la Mela, protocolo 3.934, f. 209-210 vª. La relación de tierras arrendadas de que dispone el convento se puede ver para el año 1751 en el catastro del Marques de la Ensenada. A. H. P. A., H-483, tomo I Propiedades eclesiásticas, pp. 593 - 661, ( cultivo propio 80%, arrendamiento 20%). 957
A partir de 1635, cuando los agustinos están terminando las obras del convento, se produce una incautación continuada por parte de la Corona de los intereses de los juros, que afecta a los frailes, tal como lo describen: “En pago de las medias anatas que debía su Magestad por haverse valido de los juros de que nos hemos hecho cargo, concedió tres privilegios de juros sobre millones de Salamanca...., cuios réditos nos hemos hecho cargo hasta el tiempo en que se declararon por compuestos de medias annatas y no corrientes..”. A. CH. V., Fondo Sección Pleitos Civiles, Alonso Rodríguez (olvidados) Caja 0950.000. La reducción nominal del valor de los juros se vio especialmente afectada en los años, 1642 (un 50%), 1677 (un 50 %), 1685 y 1687. Ver P. Tobosos Sánchez, La Deuda Pública castellana durante el Antiguo Régimen, Madrid, 1987. Ver también, A. Castillo Pintado, Los juros de Castilla, apogeo y fin de un instrumento de crédito, 1963, pp. 43-70. 479
anuales, mediante la toma de censos. Estos censos tienen la forma de préstamos hipotecarios (con la garantía establecida generalmente sobre las tierras) que fijan su contraprestación en el pago de una renta (para evitar ser entendidos como usura). Pueden ser al quitar (amortizados) o perpetuos, y el interés se situaba en torno al 7,14 %, según los estipulado por Carlos I en 1534. Al igual que otros conventos, los agustinos ante una coyuntura económica desfavorable ( cuando concluyen la construcción de su edificio) intentarán mantener el montante de las rentas que perciben, invirtiendo en tierras y censos
. Las rentas de los censos o las que producen los juros son mayores que la renta de la producción agraria, lo que será uno de los motivos que provoca, a largo plazo, la descapitalización del campo castellano. En relación a las rentas agrarias, la tenencia de tierra más generalizada es la del arrendamiento, como ocurre con el 20 % de las tierras del convento de Madrigal 956 . La cantidad fija que se paga al propietario oscila entre el 20 y el 25 % del valor la cosecha y se puede pagar en especies (lo más frecuente) o en metálico. Otra figura es la de la aparcería en la que cede a la propiedad un tanto por ciento de lo que se cosecha, siendo para el aparcero esta fórmula menos gravosa que la anterior, por influir en menor medida el que se pueda dar un mal año de cosecha. En el siglo XVII, se produce el apogeo de la crisis financiera que arrastra la Hacienda Real, y que de alguna forma refleja la dificultad económica por la que atraviesa la población en general. Los juros sufren durante estos años una serie de cambios y devaluaciones, que disminuyen su rentabilidad, provocada entre otras razones por su emisión abusiva, lo que conllevó a que la Corona, con el paso del tiempo, destinase una gran parte de sus rentas a pagar sus intereses. Este es un aspecto de la mayor importancia para el convento de los agustinos, pues hay que recordad que la mayor parte de las rentas provenientes de las fundaciones estaban asignadas a diferentes juros. En 1621 los intereses de los juros se reducen al 5%, gravándose además con la media annata , un impuesto que equivalía a los intereses que se pagaban en medio año
957 .
958 En su conjunto el siglo XVII fue más frío y lluvioso y padeció más epidemias pestíferas que el XVI. Así mismo sufrió alguna plaga generalizada, como la de la langosta del año 1635, como hemos visto en el relato de fray Quijano en sus memorias, escritas desde el convento de Madrigal. 959 H. Lapeyre, Simón Ruiz et les asientos de Philippe II, París, 1953. 960 A. González Enciso y otros, Historia económica de la España Moderna, Madrid, 1992, p. 227. 961 El Banco Vitalicio se crea en 1776 y el Banco de San Carlos en 1782. 480 Al igual que sucede en el siglo anterior, hay una tendencia a la concentración de la propiedad, derivada de alguna manera por el gran número de tierras vinculadas, no coincidiendo en general los propietarios de tierras con los cultivadores de las mismas. En los peores periodos de este siglo XVII
, podía llegar a haber 1/4 de la población en el umbral de la pobreza. Es este uno de los motivos de preocupación de los estamentos políticos y eclesiásticos, que ya habían manifestado algunos de los humanistas del siglo anterior, como es el caso de Quiroga al establecer su patronazgo en el convento. Vemos como algunas de las cargas contempladas en las fundaciones tienen que ver con el sentimiento de amparo y beneficiencia hacia las clases más desprotegidas, como es el caso de las 200 fanegas en pan cocido para repartir a los pobres de la villa, o las dotaciones a huérfanas. En el mismo sentido, es la preocupación por la creación de hospitales, como el de Madrigal, al que también dota Quiroga, o el de Simón Ruiz
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